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Fernando Lugo evita por el momento una huelga de transporte con un aumento del precio del pasaje

La posibilidad de una huelga de transportistas continúa vigente en Paraguay. El pasado 17 de noviembre, el Gobierno de Fernando Lugo incrementó en un 10% el precio del gasóleo para aliviar las pérdidas de la petrolera estatal. Esta medida provocó las quejas de los transportistas, que solicitaron una revisión de sus sueldos. El Gobierno decretó ayer un aumento del 9,5% del precio en los pasajes del transporte urbano para compensar a los transportistas que, sin embargo, no ha satisfecho sus pretensiones. Las huelgas del transporte tienen un simbolismo aciago para las democracias de América Latina. La posibilidad de una huelga de transportistas continúa vigente en Paraguay. El pasado 17 de noviembre, el Gobierno de Fernando Lugo incrementó en un 10% el precio del gasóleo para aliviar las pérdidas de la petrolera estatal. Esta medida provocó las quejas de los transportistas, que solicitaron una revisión de sus sueldos. El Gobierno decretó ayer un aumento del 9,5% del precio en los pasajes del transporte urbano para compensar a los transportistas que, sin embargo, no ha satisfecho sus pretensiones. Las huelgas del transporte tienen un simbolismo aciago para las democracias de América Latina.

Los empresarios del sector transporte están disconformes y disgustados por el reajuste del precio del pasaje y anuncian duras medidas, algunas de las cuales repercutirán en los sueldos de los trabajadores. La medida fue tomada ayer a petición del Consejo de la Secretaría de Transporte del Área Metropolitana (Setama), que pedía ampliar el precio del pasaje hasta los 2.427 guaraníes (0,38 céntimos de euro) para asegurar un buen servicio. El Gobierno ha dejado el precio en los 2.300 guaraníes (0,36 céntimos de euro), por debajo de lo esperado.

La situación del presidente Lugo, que está siendo tratado de un cáncer mientras intenta enfrentar cuestiones de gran importancia para el país y su democracia, es delicada según los expertos. A comienzos de mes, el presidente firmaba el retiro de un contraalmirante, ocho coroneles, un capitán, 14 brigadier generales y cerca de 30 oficiales de baja graduación en del ejército. Las críticas de inconstitucionalidad se han repetido desde entonces y el malestar con el presidente, según los expertos, es palpable.

En el sector del transporte, César Ruíz Díaz, gerente del Centro de Empresarios del Transporte del Área Metropolitana (Cetrapam) calificó el decreto que aumenta a 2.300 guaraníes el precio del boleto como “inaudito e irresponsable”. Insistió en su disgusto. “Nos sentimos burlados, engañados, y lamentamos que se engañe a la opinión pública, porque ahora van a salir a decir que se va a controlar el mejoramiento del servicio. Es una falacia” agregó.

La amenaza de una huelga general de transportistas es un hecho que tiene un simbolismo trágico para las democracias en América Latina. El recuerdo del derrocamiento de Salvador Allende en Chile a manos del ejército y después de una huelga prolongada del transporte, acude a la memoria en cada ocasión en que los parámetros se repiten. Las democracias y el contexto político actual tienen poco que ver con los de los años 70. Sin embargo, golpes como el de Honduras el pasado año, hacen ver que todavía todo es posible.

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