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Evo Morales busca otro camino para subir el precio de los carburantes

El presidente de Bolivia, Evo Morales, ha prometido que contará con el consenso nacional para aplicar de forma definitiva el aumento del precio a los carburantes. El mandatario ha realizado esta declaración después de que las quejas de los ciudadanos, ante una subida de hasta un 82% en el coste del petróleo y el gas natural, derivaran en un caos en el país que obligó al presidente a dar marcha atrás. Sin embargo, el Gobierno boliviano considera que la eliminación de las subvenciones a estas materias primas es imprescindible. El presidente de Bolivia, Evo Morales, ha prometido que contará con el consenso nacional para aplicar de forma definitiva el aumento del precio a los carburantes. El mandatario ha realizado esta declaración después de que las quejas de los ciudadanos, ante una subida de hasta un 82% en el coste del petróleo y el gas natural, derivaran en un caos en el país que obligó al presidente a dar marcha atrás. Sin embargo, el Gobierno boliviano considera que la eliminación de las subvenciones a estas materias primas es imprescindible.

Para terminar con las enormes subvenciones que el Estado proporciona a los carburantes, Evo Morales estableció el pasado 26 de diciembre un decreto que elevaba hasta en un 82% su precio. Sin embargo, fue una medida tremendamente impopular que causó el pánico entre la población.

Subió el precio de algunos alimentos y de las tarifas de transporte. Los ahorradores retiraron masivamente su dinero de los bancos, y de esta forma se fugaron del sistema financiero 200 millones de dólares (150 millones de euros), y poco después comenzaron las movilizaciones, que alcanzaron tintes violentos. Finalmente, el 31 de diciembre tuvo que retirar el decreto.

Ahora el mandatario ha confirmado la necesidad de dicha subida en el producto para sanear la economía del país, pero ha prometido que buscará el consenso del pueblo para llevarla a cabo. En este sentido, el ministro de la Presidencia, Oscar Coca, ha informado que este mismo viernes 7 de enero habrá una sesión de gabinete ampliada a los dirigentes de los movimientos sociales para evaluar lo que se hará en el futuro con el programa de subvención a los carburantes.

Fue en el año 2006 cuando Evo Morales decidió nacionalizar los hidrocarburos. Con esta decisión el mandatario boliviano pretendía mejorar la producción de hidrocarburos e industrializar los carburantes. Sin embargo, no ha sido así, simplemente, por una falta de inversión.

Bolivia es un país que posee grandes riquezas pero no tiene la capacidad para explotarlas. Son las grandes empresas las únicas capaces de extraer petróleo y gas del subsuelo, pero son reticentes a invertir en el país andino. ¿La razón? El barril de petróleo se paga a unos 27 dólares en el país andino, un precio muy inferior al negociado en los mercados internacionales, que ronda los 90 dólares.

De esta forma, a pesar de poseer grandes fuentes de petróleo y gas, Bolivia se ve obligada a importar carburantes del exterior. La nación latinoamericana consume unos 35.000 barriles diarios de crudo, y en 2010 sólo ha producido unos 4.500 barriles al día. La cantidad que falta es importada de Venezuela y Argentina, principalmente, y el Gobierno la vende a un precio subvencionado.

Las subvenciones, vigentes como decíamos desde el año 2006, mantienen el precio de los carburantes congelado muy por debajo del precio real del mercado. Durante 2010, el Estado se dejó 380 millones de dólares (unos 285 millones de euros) para ayudar al pago de los carburantes.

Sin embargo, a dicho precio hay que sumarle también otros 150 millones de dólares (112 millones de euros) que se pierden año tras año por el contrabando del carburante a otros países vecinos con precios más altos. En Brasil, el precio del barril de petróleo se multiplica por tres.

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