El Senado de Brasil ha instalado este martes la comisión especial que decidirá si la presidenta Dilma Rousseff responderá a un juicio político por las supuestas maniobras que ella y su equipo llevaron a cabo en las cuentas públicas de 2014. El Senado de Brasil ha instalado este martes la comisión especial que decidirá si la presidenta Dilma Rousseff responderá a un juicio político por las supuestas maniobras que ella y su equipo llevaron a cabo en las cuentas públicas de 2014.
La comisión contará con 21 miembros de los diferentes partidos que conforman la vida política brasileña. Durante diez días, estas personas deberán elaborar un informe sobre el tema que se votará en el pleno del Senado.
De ser aprobada la continuación del impeachment por una mayoría simple, lo que podría ocurrir el 10 de mayo, la presidenta sería obligada a dejar su cargo mientras dure el proceso, que se calcula en 180 días. Y en el caso de que finalmente fuera destituida, su sucesor más obvio sería el vicepresidente Michel Temer, también involucrado en el caso de las cuentas de hace dos años y uno de los más críticos con Rousseff.
En cuanto a la comisión, el miércoles se decidirá que senador será el presidente de la misma y quien asumirá el papel de instructor del caso. El grupo estará formado, de modo proporcional, por los senadores que más bancas tengan en la Cámara Alta. La mayoría recae en este caso, precisamente, en el Partido del Movimiento Democrática Brasileño (PMDB) de Temer con cinco miembros.
Mientras, según recoge la prensa latinoamericana, el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) y el Partido de los Trabajadores (PT) , al que pertenece Rousseff, cuentan con tres representantes cada uno. Los siete puestos restantes se distribuyen entre cinco partidos que podrían ser contrarios a la presidenta, pues en el Congreso votaron a favor de que comenzara el juicio político contra la mandataria.
