El Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner ha decidido que las compañías que importan combustible vuelvan a pagar un impuesto que supone un 62% adicional sobre el valor de la operación. El Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner ha decidido que las compañías que importan combustible vuelvan a pagar un impuesto que supone un 62% adicional sobre el valor de la operación.
Esto supone que dejan de aplicarse las exenciones impositivas para las importaciones de combustibles que habilitó en 2014 y que todavía estaban vigentes y que permitía importar combustibles sin pagar el “impuesto al combustible líquido y el gas natural”, un gravamen que representa un 62% de valor adicional a lo que se compraba.
Con ello, las petroleras podrían traer nafta y gasoil extranjeros ahorrándose de pagar ese impuesto. El Ejecutivo lo apoyó para organizar el suministro de combustibles ya que lo que se producía en el país no llegaba para todo.
Así lo señala Clarín, que ha asegurado que cuando se aprobó eximir de estos pagos, el precio internacional del barril de petróleo rondaba los 100 dólares. Las importaciones resultaban más caras a las empresas si usaban crudo nacional.
Pero todo cambió en noviembre de 2014, cuando el petróleo bajó a 75 dólares, lo que suponía que fuera más barato comprar el petróleo fuera que el local.
