El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha mejorado sus previsiones para el crecimiento del PBI chileno desde un 6,2% hasta un 6,5%, una cifra envidiable que demuestra la fortaleza del país. En medio de una de las mayores crisis sociales de su historia, Chile continúa su buena marcha en el plano económico, lo que sin embargo hasta el momento no ha servido para que su presidente, el conservador Sebastián Piñera, que se enfrenta además una huelga general que ya dura 24 horas, recupere crédito político ante sus ciudadanos. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha mejorado sus previsiones para el crecimiento del PBI chileno desde un 6,2% hasta un 6,5%, una cifra envidiable que demuestra la fortaleza del país. En medio de una de las mayores crisis sociales de su historia, Chile continúa su buena marcha en el plano económico, lo que sin embargo hasta el momento no ha servido para que su presidente, el conservador Sebastián Piñera, que se enfrenta además una huelga general que ya dura 24 horas, recupere crédito político ante sus ciudadanos.
A través de un informe, el FMI ha señalado que «se espera que el PIB real crezca un 6,5% en 2011 apoyado en una sólida demanda doméstica», mientras que para 2012 sus analistas predicen un crecimiento del 5%. El desempleo, según el organismo internacional, se mantendría en los próximos dos años en un controlado 7,2%. El fuerte y sólido incremento de la demanda interna, cifrada en un 7,8% para este curso, es la clave de la buena marcha económica de Chile.
Sin embargo, pese a esos envidiables datos, la tensión entre Piñera y gran parte de la sociedad chilena ha llegado a un punto de difícil retorno, en el que la aceptación de la forma en que maneja el poder se ha desplomado en los últimos meses. El país vive hoy su segundo día de huelga general convocada por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), el mayor sindicato chileno, lo que supone una prueba de fuego para un debilitado Gabinete al que los convocantes exigen reformas sociales, tributarias y constitucionales, mayor igualdad e inversión en salud, y que el desarrollo económico del país beneficie a toda la población. Las voces críticas con Piñera aseguran que la desigualdad continúa predominando en el país pese a la expansión económica que está viviendo.
Ecologistas, mineros, estudiantes y grandes sectores de la ciudadanía ven con malos ojos la gestión del poder de Piñera, que según los últimos sondeos ha alcanzado un 52% de desaprobación. Sin embargo, el dato más sangrante es el de su popularidad, que ha vuelto a caer y se sitúa en un 26%, la peor valoración jamás dada a un líder chileno en las últimas dos décadas.
Por ello, el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, se ha apresurado a recoger el guante del FMI y a hacer bandera de las buenas previsiones del organismo, a las que ha calificado como «un importante reconocimiento a la solidez de la economía chilena y al manejo responsable de la política fiscal». Un reconocimiento que, por ahora, no se prevé que ayude a Piñera a superar la crisis crónica en que está sumido el país.
