El Gobierno ecuatoriano, presidido por Rafael Correa, quiere abrir las puertas a las multinacionales mineras, con la ‘excusa’ de diversificar la economía del país y terminar de este modo con la dependencia de las exportaciones petroleras. El Gobierno ecuatoriano, presidido por Rafael Correa, quiere abrir las puertas a las multinacionales mineras, con la ‘excusa’ de diversificar la economía del país y terminar de este modo con la dependencia de las exportaciones petroleras.
El Ejecutivo ha proyectado suscribir próximamente contratos con las mineras transnacionales canadienses Kinross y Ecuacorriente, lo que supondrá una inversión de 3.000 millones de dólares (2.264 millones de euros).
Según ha anunciado el viceministro de minas de Ecuador, Federico Auquilla, la primera de estas compañías estaría interesada en la explotación de un proyecto de oro conocido como “Fruta del Norte”; mientras que la segunda estaría atraída por un proyecto de cobre, “Mirador”, y otro del mismo metal, “Panantza-San Carlos”.
Dichos acuerdos incorporarán el pago adelantado, destinado a proyectos sociales, de impuestos mineros. Unas cantidades que Auquilla no ha adelantado, pero que en cambio si que ha explicado que contribuirán con un 5% del PIB del país.
Pero los planes mineros de Correa no se quedan ahí. Auquilla ha anunciado, en declaraciones a Reuters, que su Gobierno espera poder subastar más concesiones de este tipo, para antes de que finalice 2011. La razón es que hay muchas compañías canadienses, australianas, sudafricanas y chilenas, entre otras, que han mostrado interés en participar en proyectos mineros del país latinoamericano.
Dentro de este grupo se encontraría la empresa de Canadá, International Minerals, con la que el Ejecutivo negocia para que pueda participar en el proyecto de oro y plata de “Río Blanco”, e Iamgold que espera poder trabajar en la mina de oro y cobre de Kimsacocha.
El viceministro ecuatoriano, también ha querido señalar que la estatal ecuatoriana Enami, está a punto de firmar un contrato con la chilena Codelco, para explotar de forma conjunta oro y cobre.
La apuesta de Correa por las multinacionales mineras, es un tanto arriesgada para su popularidad ya que existe una fuerte resistencia social. Además supone un cierto abandono político de las posiciones nacionalistas y de izquierdas, según algunos expertos.
