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Dimite el presidente de La Polar y las acciones de la compañía caen un 70%

Diez días ha durado el último presidente de La Polar en su cargo. Heriberto Urzúa ha anunciado que abandona la dirección de la polémica empresa, en el ojo del huracán por el escándalo financiero que protagoniza en Chile desde hace unas semanas. Urzúa dimite después de poner en marcha investigaciones sobre el fraude en la repactación de la deuda de 418.000 clientes, para “que se genere un nuevo entorno financiero y de confianza”, ha afirmado. Mientras, las acciones de la empresa caen un 70% en su salida a Bolsa, tras estar suspendidas durante la semana pasada. Diez días ha durado el último presidente de La Polar en su cargo. Heriberto Urzúa ha anunciado que abandona la dirección de la polémica empresa, en el ojo del huracán por el escándalo financiero que protagoniza en Chile desde hace unas semanas. Urzúa dimite después de poner en marcha investigaciones sobre el fraude en la repactación de la deuda de 418.000 clientes, para “que se genere un nuevo entorno financiero y de confianza”, ha afirmado. Mientras, las acciones de la empresa caen un 70% en su salida a Bolsa, tras estar suspendidas durante la semana pasada.

La Polar saltó a los medios después de que se descubriera que llevaba a cabo renegociaciones de las deudas de clientes morosos sin su consentimiento, lo que permitía a la empresa reducir sus provisiones en caso de impago, mejorar sus resultados financieros y otorgar información falsa a los mercados. Durante toda la semana pasada sus acciones fueron suspendidas por el severo correctivo con que le castigó la Bolsa chilena, ya que llegaron a perder casi el 42% de su valor. Hoy, tras su salida de nuevo, el impacto ha sido aún mayor y se han desplomado casi un 70%.

Urzúa, que ha puesto en marcha auditorías para conocer el alcance real del fraude llevado a cabo por anteriores directivas de la empresa, ha recordado que “como es de conocimiento público, el próximo miércoles 22 de junio se realizará una junta extraordinaria de accionistas donde se deberá votar un aumento de capital de hasta 400 millones de dólares”. Su dimisión por tanto busca generar un clima de renovación que favorezca la recuperación de la empresa.

La compañía otorgaba tarjetas de créditos especiales a sus clientes con las que pagar en condiciones muy favorables todo tipo de productos, con especial protagonismo para elementos de electrónica, como móviles o televisores. Los clientes que no pagaban durante tres periodos consecutivos eran “repactados”; es decir, su deuda se renegociaba automáticamente y, en vez de pasar a engrosar la lista de morosos, continuaba listado como cliente, lo que permitía a la empresa ocultar el valor real del riesgo de impago, lo que a su vez le daba la oportunidad de reducir sus provisiones. Las deudas de 418.000 clientes han sido infladas por este método sin su consentimiento, por lo que se espera una avalancha de denuncias contra La Polar.

Analistas señalan el escándalo que supone el hecho de que los auditores de la empresa no se dieran cuenta de lo que estaba pasando. Al mismo tiempo, desde la oposición se carga contra los organismos oficiales de las superintendencias de Valores y Seguros y la de Bancos, encargadas de la supervisión financiera. De hecho, el Congreso ya ha instaurado una comisión de investigación para esclarecer lo sucedido y depurar responsabilidades.

Mientras, entre la oposición comienza a extenderse informaciones de que Piñera podría haber sido propietario de menos de un 1% de La Polar durante 2008, llegando incluso a aparecer la expresión “conflicto de intereses” entre algunos parlamentarios. Algo que el Gobierno se ha apresurado a desmentir, a través de la ministra de Trabajo, Evelyn Matthei, quien ha afirmado que «comprar acciones era lo que estaba haciendo todo el mundo. No hay nadie en que esté activo en el mundo accionario chileno que no haya tenido en los últimos años o tenga acciones en La Polar. Pero tenerlas o haberlas tenido no significa tener responsabilidad sobre lo que pasaba ahí adentro», apuntó la ministra. «Era un accionista pasivo y como todos los accionistas pasivos son víctimas, no culpables”, continuó. Un aspecto del caso inesperado y que sin duda traerá polémica en los próximos días.

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