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Dilma Rousseff endurece su postura contra la política comercial de China

El Gobierno brasileño ha creado un grupo interministerial para definir la estrategia comercial con China, a instancias de la presidenta Dilma Rousseff. El grupo se plantea la aplicación de tasas sobre los productos chinos con bajo precio, así como otros obstáculos, para reducir la competencia desleal entre productos nacionales y extranjeros en Brasil. El Gobierno brasileño ha creado un grupo interministerial para definir la estrategia comercial con China, a instancias de la presidenta Dilma Rousseff. El grupo se plantea la aplicación de tasas sobre los productos chinos con bajo precio, así como otros obstáculos, para reducir la competencia desleal entre productos nacionales y extranjeros en Brasil.

Tras unirse a EEUU en la reclamación para que el Gobierno chino regule la tasa de cambio de su moneda, yuan, durante la reunión del G20 que se celebró en París el pasado mes de febrero, la presidenta brasileña ha decidido proteger su mercado de los productos que provienen del país.

El intercambio con China, mayor socio comercial del país, plantea una serie de desafíos que el Gobierno de Dilma Rousseff pretende abordar con un grupo de trabajo interministerial encargado de hacer frente a los problemas que entraña negociar con un país que produce bienes por la mitad de coste que la media mundial.

Entre las medidas que se están barajando se encuentra la de establecer un valor mínimo para las importaciones que llegan al país con un precio muy bajo. Para conseguirlo, Brasil aplicaría la valoración en aduana, instrumento creado por la Organización Mundial de Comercio (OMC), para asignar un precio a los productos que procedan de China en el mercado interno.

La posibilidad de una tasa a los productos chinos se suma al endurecimiento de los requisitos a los importadores que días atrás hizo público el ministro de Desarrollo, Industria y Comercio brasileño, Fernando Pimentel. Para compensar la balanza comercial de Brasil se ha planteado la necesidad de aplicar obstáculos técnicos, que obliguen a los exportadores a certificar la calidad de los bienes que envían a Brasil, y ecológicos, que implican requisitos en las condiciones de producción.

La propuesta de fijar el precio de los productos chinos se encuentran aún en estudio ya que su aplicación podría generar conflictos no solo con su principal socio comercial, sino también con las empresas que operan en el país, ya que el aumento de precios de estos productos podría afectar a las empresas que compran materia prima en el extranjero. Algo que ha llevado a la prensa local a considerar que estas medidas de protección no resuelven el problema.

Esta complejidad ha llevado a que sea necesaria la colaboración de expertos del Ministerio de Relaciones Exteriores y del Ministerio de Fomento, Industria y Comercio Exterior en este grupo de trabajo, primero que se crea en Brasil para tratar las estrategias a seguir en el comercio con un país.

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