La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, ha decidido dar marcha atrás al nuevo impuesto a los débitos bancarios que entrarían en vigor en 2016 después de haberse reunido con los ministros de Casa Civil y Planificación, Aloizo Mercadante y Nelson Barbosa. La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, ha decidido dar marcha atrás al nuevo impuesto a los débitos bancarios que entrarían en vigor en 2016 después de haberse reunido con los ministros de Casa Civil y Planificación, Aloizo Mercadante y Nelson Barbosa.
Al no contar con los 80.000 millones de reales que se recaudarían con el impuesto, conocido como CPMF y sin uso desde 2007, la presidenta tendrá que buscar otros modos para luchar contra el déficit fiscal para el año que viene, que podría ser de 140.000 millones de reales como señala brasil247.com
La reinstauración del CPMF fue rechazado por congresistas y empresarios, lo que es un revés para el Ejecutivo brasileño que tiene que hacer frente a unos números que no le son halagüeños.
