La polémica fuga de tres asesinos de una prisión de máxima seguridad de la provincia de Buenos Aires el pasado domingo ha provocado un agrio cruce de acusaciones políticas entre el Gobierno de la provincia de Buenos Aires y la oposición. La polémica fuga de tres asesinos de una prisión de máxima seguridad de la provincia de Buenos Aires el pasado domingo ha provocado un agrio cruce de acusaciones políticas entre el Gobierno de la provincia de Buenos Aires y la oposición.
Todo ello cuando Mauricio Macri acaba de comenzar su mandato presidencial.
Víctor Schillachi y los hermanos Cristian y Martín Lanatta escaparon por la puerta principal de la prisión tras reducir a varios funcionarios con un arma de juguete, por lo que no se descarta que pudieran haber sido ayudados por el personal penitenciario.
Cristian y Martín Lanatta y Víctor Schillaci fueron condenados a prisión perpetua por los asesinatos de Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina, involucrados en una red de tráfico de efedrina.
En agosto pasado, Martín Lanatta, en una entrevista televisada desde la cárcel de la que ahora se fugó, había acusado al gobernador peronista de la provincia, Aníbal Fernández, de ser el autor intelectual del triple crimen y de dirigir una red de tráfico de drogas.
Fernández, que fue jefe de Gabinete con Cristina Fernández de Kirchner, acabó perdiendo las elecciones frente a María Eugenia Vidal, del partido de Macri.
Unos 600 agentes de la Policía Federal y bonaerense, de Interpol y de la Agencia Federal de Inteligencia participan en la búsqueda de los prófugos. Además, se ofrece una recompensa de dos millones de pesos (150.375 dólares) a quien aporte información, según la Agencia EFE.
