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Cristina Fernández quiere zanjar los asuntos pendientes con los tenedores de deuda pública argentina

La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, ha decidido afrontar la reestructuración de los bonos Brady que aún se negocian en los mercados internacionales. Estos títulos forman parte del conjunto de la deuda que fue declarada en suspensión de pagos en 2001. Esta acción supondría el último paso antes de zanjar las diferencias que el Tesoro del país austral aún tiene pendientes con los inversores internacionales. La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, ha decidido afrontar la reestructuración de los bonos Brady que aún se negocian en los mercados internacionales. Estos títulos forman parte del conjunto de la deuda que fue declarada en suspensión de pagos en 2001. Esta acción supondría el último paso antes de zanjar las diferencias que el Tesoro del país austral aún tiene pendientes con los inversores internacionales.

Los bonos Brady no pudieron incluirse en el canje de deuda celebrado el pasado 30 de junio debido a las medidas cautelares que afectaban a sus garantías, embargadas por un magistrado de la corte de Nueva York, Thomas Griesa. Pero a principios de noviembre el juez levantó el embargo sobre esos activos subyacentes, lo que daba luz verde a que Cristina Fernández lanzara su reestructuración.

Y eso es lo que ha hecho. Tal y como afirmó el ministro de Economía del país, Amado Boudou, el proceso de reestructuración se cerrará el próximo 29 de diciembre y se espera obtener un 60% de adhesión. El importe de la reestructuración asciende a 380 millones de dólares (285 millones de euros). El Gobierno de Argentina ofrecerá así en los próximos treinta días la posibilidad de que cerca de cien tenedores de bonos Brady puedan efectuar esta reestructuración de deuda con unas condiciones equivalentes a las que ofreció en el último canje de deuda de este año.

La oferta actual incluye un grupo de bonos con descuento en dólares norteamericanos a un nominal del 8,28% anual y con vencimiento en 2033 y otro grupo de bonos globales en dólares norteamericanos que vencerán en 2017 y con un nominal del 8,75% anual.

Mariano Kruskevich, analista de la entidad argentina Grupo SBS, comentó a este diario que “el monto no es significativo, pero ayuda a cerrar un capítulo de deuda en default” o en suspensión de pagos. De esta forma, “Argentina ha avanzado significativamente y el asunto de la deuda en default ya no es un problema”.

El importe correspondiente a los bonos Brady alcanza sólo cerca de un 5% de la deuda que Argentina tenía en suspensión de pagos. Entre el canje de 2005 y el realizado a mediados de este año, se reestructuró ya el 92,4% de los títulos declarados en impago en el año 2001. El porcentaje restante, según los analistas consultados por Americaeconomica.com, corresponde a los tenedores de deuda que no se han presentado a las reestructuraciones.

Según han explicado los analistas consultados por este diario, los bonos Brady fueron creados en la década de los ’80 por el entonces secretario del Tesoro de EEUU, Nicholas Brady. Su finalidad era la de solucionar los problemas de la deuda de varios países latinoamericanos y, sobre todo, permitir que los acreedores recuperaran aunque fuera una parte de esos pasivos. El llamado plan Brady incluía una consideración de reestructuración financiera para los intereses atrasados y de pago de capital a más largo plazo con dos tipos de bonos.

En efecto, los bonos Brady emitidos en 1989 incluían dos tipos básicos: Bonos Par y Bonos Discount, nominados en dólares y en marcos alemanes. Los primeros mantenían el valor nominal de los préstamos anteriores, pero otorgaban un interés inferior al del mercado. Los Bonos Discount, por su parte, tenían un interés normal, pero un valor nominal entre un 30 y un 50% inferior al de los títulos que sustituían.

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