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Comienzan los paros masivos contra Sebastián Piñera

Chile vive desde hoy la primera huelga general contra el presidente conservador Sebastián Piñera, cuya popularidad, tras haber alcanzado cotas muy elevadas hace un año con el rescate de los 33 mineros de la mina San José, ha caído a un depauperado 26% por los crónicos conflictos sociales con ecologistas, trabajadores y estudiantes. El paro ha sido convocado por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), el mayor sindicato chileno, para solicitar reformas sociales y laborales, y ha comenzado con caceroladas y bloqueos de vías públicas en Santiago. El Gobierno intenta minimizar el impacto de la huelga, mientras desde la CUT se le acusa de mentir a los ciudadanos. Chile vive desde hoy la primera huelga general contra el presidente conservador Sebastián Piñera, cuya popularidad, tras haber alcanzado cotas muy elevadas hace un año con el rescate de los 33 mineros de la mina San José, ha caído a un depauperado 26% por los crónicos conflictos sociales con ecologistas, trabajadores y estudiantes. El paro ha sido convocado por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), el mayor sindicato chileno, para solicitar reformas sociales y laborales, y ha comenzado con caceroladas y bloqueos de vías públicas en Santiago. El Gobierno intenta minimizar el impacto de la huelga, mientras desde la CUT se le acusa de mentir a los ciudadanos.

La tensión entre Piñera y gran parte de la sociedad chilena ha llegado a un punto de difícil retorno, en el que la aceptación de la forma en que maneja el poder se ha desplomado en los últimos meses. El paro, que durará 48 horas, supone una prueba de fuego para un debilitado Gabinete al que los trabajadores exigen reformas sociales, tributarias y constitucionales, mayor igualdad e inversión en salud, y que el desarrollo económico del país beneficie a toda la población. Chile vive un fuerte proceso de crecimiento, aunque voces críticas con Piñera aseguran que la desigualdad continúa predominando en el país.

Según las autoridades chilenas, la huelga no está logrando su objetivo y el país no está paralizado, al menos por el momento. Andrés Chadwick, portavoz del Gobierno, ha señalado que “hemos tenido algunos pequeños focos de pequeñas barricadas porque no han sido de mayor magnitud, normalmente grupos de 10 o 15 jóvenes, pero han sido sofocadas rápidamente por la policía, algunas pequeñas manifestaciones, pero todas generadas con bastante tranquilidad”. Chadwick ha señalado además que los transportes funcionan con normalidad en Santiago y que el impacto de la huelga está siendo menor.

Desde la CUT, sin embargo, se mantiene una posición totalmente contraria. Arturo Martínez, presidente del sindicato, ha declarado a medios chilenos que la huelga está afectando a todo Chile y ha pedido a Chadwick “que aproveche este minuto de alegría, porque ha estado toda la mañana en la televisión mintiéndole al país, porque no es cierto lo que está diciendo, aquí hay muchos buses que están en paro». Según Martínez, Piñera está intentando «demostrar normalidad cuando en el fondo todo el país sabe que el país no está normal hoy día».

Las reclamaciones de los trabajadores se ponen sobre la mesa en el mismo momento en que los estudiantes refuerzan su lucha por conseguir una educación de calidad y universalmente accesible. El sistema educativo chileno ha sido heredado por la democracia de la dictadura de Augusto Pinochet y mantiene unas elevadas tasas que impiden a los estudiantes con menos recursos acceder a la educación superior. Si lo hacen, deben soportar varios años de alto endeudamiento para poder pagar sus estudios. Además, los estudiantes reclaman que el Estado se ocupe del sector, y no los municipios, y que la educación, una de las más caras del mundo según la OCDE, sea gratuita y accesible universalmente para todos los ciudadanos.

El conflicto estudiantil, que dura ya tres meses, y la presión de los trabajadores prefiguran un panorama de tensión social crónica en el peor momento posible para Piñera, cuya popularidad se ha desplomado de manera vertiginosa en los últimos meses por la conflictividad social que asola Chile desde que inició su mandato. Ecologistas, mineros, estudiantes y grandes partes de la ciudadanía ven con malos ojos su gestión, que según los últimos sondeos ha alcanzado un 52% de desaprobación. Sin embargo, el dato más sangrante es el de su popularidad, que ha vuelto a caer y se sitúa en un 26%, la peor valoración jamás dada a un líder chileno en las últimas dos décadas.

Piñera vive desde hace meses un auténtico calvario al frente del gobierno chileno. Después de alcanzar altas cotas de popularidad por el rescate de los mineros sepultados en la mina San José y el consenso que generó su voluntad de reconstrucción tras el terremoto de 2010, dos hechos que marcaron el primer año de su mandato, ahora Piñera vive en continua guerra con la sociedad civil chilena. Estudiantes, mineros y ecologistas son la parte visible de un amplio movimiento ciudadano que cada vez mira con más desconfianza al mandatario y desaprueba su gestión, como muestran los últimos sondeos hechos públicos. La huelga general que comienza hoy es la última muestra de la ruptura entre el presidente y los ciudadanos que lo eligieron hace algo más de un año.

Mientras, la situación económica en el país es envidiable. Con un crecimiento previsto para el 2011 de un 6%, Chile se está convirtiendo en uno de los países más boyante de América Latina. Algo que, sin embargo, no está sirviendo a Piñera para fortalecer su liderazgo, cuestionado desde todos los sectores sociales. A pesar de que en los últimos días la Bolsa chilena ha vivido vaivenes en su cotización (por efecto de la inestabilidad financiera mundial), los inversores siguen confiando en un país que atraviesa sus mejores momentos a nivel económico, pero que política y socialmente vive en permanente conflicto.

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