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Carla Morrison

Carla Morrison

Con la posible excepción de Julieta Venegas y, por supuesto, la inevitable presencia ‘multivendedora’ de Maná, son muy pocas las grandes estrellas del pop mexicano que han conseguido cautivar al público español. El empeño es complicado, pero, tal vez, Carla Morrison pueda conseguirlo. Con la posible excepción de Julieta Venegas y, por supuesto, la inevitable presencia ‘multivendedora’ de Maná, son muy pocas las grandes estrellas del pop mexicano que han conseguido cautivar al público español. El empeño es complicado, pero, tal vez, en los próximos mesesCarla Morrison, pueda conseguirlo.

Morrison se presentará en algunas ciudades españolas durante el próximo mes de septiembre, aprovechando que ya había cerrado su presencia en el próximo DCode, el festival más moderno de Madrid, que empieza a convertirse en una cita apetecible para las figuras internacionales gracias a su consolidación.

De momento, según parece, no serán demasiadas fechas. Apenas un par de conciertos. Pero pueden servir para que la cantautora mexicana se empiece a dar a conocer aquí. Viene, además, avalada, por un creciente éxito panamericano y el hecho de haberse convertido en una apuesta rentable en el mercado latino de EEUU.

Buena parte de su crédito proviene también de la gran aceptación que Morrison ha obtenido entre la crítica especializada del país norteamericano, desde The New York Times a la omnipotente Pitchfork, cuyos especialistas han elogiado mucho el último álbum de la diva mexicana, titulado ‘Amor Supremo’.

Para conseguirlo y, al menos de momento, la cantautora no ha tenido que abandonar su idioma natural, el castellano. El aumento del poder económico y político de la comunidad hispana en EEUU, por más que le pese a Donald Trump, tiene consecuencias positivas en aquel mercado para los sonidos que se ‘fabrican’ en el sur del continente.

Carla, además, parece haber conseguido ‘modernizar’ convenientemente, la vieja música romántica mexicana. Ese sonido intenso y trufado de explosiones sentimentales con poder para devastar cualquier corazón despistado. Las mismas balas que ya dispararon Agustín Lara, Armando Manzanero o Juan Gabriel, pero ‘tuneadas’ con suaves texturas electrónicas. Un buen arsenal sin lugar a dudas.

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