El artista dominicano Alex Ferreira ha regresado a América Latina, tras un largo periodo en el que vivía y trabajaba en España, país en el que se dio a conocer inicialmente y empezó a forjar un estilo que se movía, y se mueve, entre el pop y la canción de autor. El artista dominicano Alex Ferreira ha regresado a América Latina, tras un largo periodo en el que vivía y trabajaba en España, país en el que se dio a conocer inicialmente y empezó a forjar un estilo que se movía, y se mueve, entre el pop y la canción de autor.
En activo, desde los ya lejanos tiempos en que Myspace era la red social que marcaba el paso de las mutaciones que sufría la industria de la música, Ferreira ha acumulado experiencia a lo largo de una carrera dilatada, en la que ha tenido tiempo de probar un poco de casi todo.
Habitante en sus inicios de los pequeños escenarios madrileños, en esos clubs en los que el contacto con el público es tan directo que la honestidad es la única solución posible, consiguió luego fichar por una multinacional y formar parte de las bandas de acompañamiento de alguna estrella emergente.
Atento siempre al devenir de los tiempos y las nuevas fórmulas que se imponen en la creación artística, su último trabajo, titulado ‘Cinema Tropical’, incorpora la inevitable instrumentación electrónica, pero mantiene el gusto por las buenas melodías que siempre le ha caracterizado.
Un disco en el que también ha recuperado parte de la esencia latina y el calor caribeño que quizá perdió un tanto a lo largo de esa década en la que situó su hogar en Europa, como si el cambio de domicilio le hubiera ayudado a reiventarse.
Moderadamente bailable y definitivamente lúdico, en esta nueva etapa artística, a caballo entre Chile, México y el mercado latino de EEUU, Ferreira apela al sentido del humor y a las estructuras rítmicas del tecno pop de los ochenta en un trabajo comercial pero interesante.
