Pese a esta «resiliencia» económica, el organismo dirigido por Pablo Hernández de Cos aprecia «una clara senda de desaceleración», amparándose en los datos de crecimiento del segundo semestre del año. En concreto, la expansión del PIB de los países de América Latina de julio a diciembre fue del 0,5%, un valor «significativamente inferior» al 1,1% del primer semestre de 2022.
Por el momento, resulta complicado prever la duración e intensidad de esta ralentización de la actividad, dadas las incertezas regionales y globales. En este sentido, el Banco de España cree que el desempeño económico de América Latina dependerá, entre otros, del endurecimiento de las condiciones financieras globales e internas, de la resistencia del consumo de los hogares y el vigor de la demanda externa.
Sobre este último punto, la región tiene sus esperanzas puestas en China, cuyo proceso de reapertura podría impulsar la actividad económica, dados los estrechos vínculos comerciales y la del gigantes asiático en la dinámica de los precios de las materias primas a escala mundial.
En cuanto a la evolución de los precios, la inflación en América Latina ha ido perdiendo intensidad en los últimos meses, aunque todavía persisten tasas interanuales de crecimiento de los precios relativamente elevadas.
Las previsiones son de una gradual reducción de los precios durante 2023. Si bien, la intensidad de este proceso dependerá, entre otros, de la inflación en el sector servicios, que todavía no ha dado «señales claras» de desaceleración, y en los alimentos, cuyo peso es relativamente elevado dentro de las divisiones de consumo de los hogares.
Los elevados tipos de interés en la región al cierre del año 2022 habrían permitido mitigar las elevadas presiones inflacionistas y podrían ya haber «tocado techo» en las principales economías de América Latina, lo que llevaría a una progresiva disminución en la segunda mitad del año.
Esta es la previsión del Banco de España que, no obstante, apunta a una «considerable incertidumbre» en el contexto internacional, que condicionará la evolución de las tasas de política monetaria. Además, el incierto desempeño monetario de Estados Unidos también será un condicionante.
A su vez, estos elevados tipos de interés están permitiendo que la política fiscal presente actualmente un tono neutral o ligeramente restrictivo en América Latina. En consecuencia, se está dando una cierta reducción de la ratio de deuda pública sobre el PIB, aunque todavía se mantiene elevada en términos históricos, por lo que continúa siendo una de las principales vulnerabilidades para la región.
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