La contradicción en esta parte del mundo llega a ser por momentos insólita: América Latina puede producir alimentos para el doble de su población, es decir más de 1.300 millones de personas, pero 40,6 por ciento de los latinoamericanos sufrió inseguridad alimentaria moderada o grave en 2021.
A nivel mundial el promedio de inseguridad alimentaria en 2021 fue de 29,3 por ciento.
Este escenario, sumado a altas tasas de obesidad y malnutrición, genera un panorama negativo en la región más desigual del mundo, que de no revertir esta tendencia, en el futuro tendrá que pagar el costo social, sanitario y económico de esta situación.
«Hay una contradicción muy negativa. Pero por otro lado, es una oportunidad de poder revertir las situaciones de forma no muy lejana. (…) Tiene que haber cambios. Las posibilidades existen. Hay una potencialidad de que se dé una situación diferente con una serie de acciones», dijo a la Agencia Sputnik el subdirector general y representante regional para América Latina y el Caribe, Mario Lubetkin.
Según el informe de la FAO, América Latina enfrenta una inseguridad alimentaria sin precedentes.
A nivel mundial, la prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave aumentó 8,1 puntos porcentuales entre 2014 y 2021, y 3,9 puntos porcentuales entre 2019 y 2021, mientras que en América Latina y el Caribe el incremento, en los mismos períodos, fue de 16 puntos porcentuales y 8,9 puntos porcentuales, respectivamente.
Además, la región tiene el costo más alto para una dieta saludable en comparación con otras zonas del planeta, con 3,89 dólares por persona por día en 2020, seguido por Asia (3,46 dólares), América del Norte y Europa (3,19 dólares), y Oceanía (3,07 dólares).
Entre 2019 y 2020, el costo de una dieta saludable en la región aumentó 3,4 por ciento.
«En 2020, 131 millones de personas en la región no pudieron permitirse el costo de una dieta saludable. Esto supone un aumento de ocho millones respecto a 2019, y se debe al mayor costo de las dietas saludables en la región, donde el 22,5 por ciento de la población no se puede permitir el costo de una dieta saludable», alerta el documento.
El informe fue elaborado, además de por la FAO, por el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), el Programa Mundial de Alimentos y la Organización Panamericana de la Salud.
Uno de los motivos de la situación en la que se encuentra América Latina es el desperdicio de alimentos, unos 220 millones de toneladas, lo que supone alrededor de 11,6 por ciento del total que se produce, dijo Lubetkin.
«El desperdicio alimentario es una de las causas. Esto vale a nivel regional pero también a nivel global. Uno de los debates que siempre se han hecho es si había suficientes alimentos para cubrir lo que ahora son 8.000 millones de personas; nosotros seguimos respondiendo que hasta el momento la producción en el mundo de alimentos garantizaría que 8.000 millones de personas coman. Pero tenemos 830 millones de personas que no comen en el mundo, (cifra) que ha ido aumentando en este periodo», agregó.
El especialista dijo que a nivel mundial, un tercio de la producción alimentaria es desperdiciada.
«La industria tiene una pata de la responsabilidad, pero también hay muchos otros actores y no hay que disminuirle la responsabilidad a nadie», expresó.
Algunas de las otras causas son la disminución de ingresos de los hogares, el aumento de los precios de alimentos, los efectos del covid-19 y el conflicto en Ucrania, dijo Lubetkin.
«Previos al covid-19, tendríamos 40 y poquitos millones de personas que pasaban hambre antes del 2019 y hoy estamos en 56 millones, ha habido un crecimiento de 13 millones, un aumento de un 30 por ciento. Son números muy fuertes. La inflación creció en América Latina, representa un 11 por ciento mientras que a nivel global es un ocho por ciento», explicó.
Por otro lado, Lubetkin dijo que el enfoque sobre la alimentación ha cambiado, ya que no solo pasa por acceder a los alimentos sino que también se toma en cuenta su calidad, la educación, las técnicas y el escenario económico.
«Hay 131 millones de personas en la región que no se alimentan bien. ¿Cómo es posible tener estos niveles de hambre con niveles de obesidad que son muy fuertes, tanto a nivel global como regional? Casi el 24 por ciento está en un escenario de obesidad en adultos, que es muy por encima de los promedios mundiales y si pensamos en los niños de los menores de cinco años, es del 7,5», lamentó.
Aseguró que si los gobiernos no enfrentan esta situación, se está generando un «escenario muy complicado desde el punto de vista económico y social».
«Las proyecciones van a una dimensión negativa, afecta al propio desarrollo la economía. Cuando hablamos del hambre, hablamos de un problema que solo afectaba a una clase social, ahora hablamos de la mala nutrición, con un componente económico, social, educativo; si no se atiende en su globalidad el problema va a volver. No se puede resolver una sola pata de este entramado aunque tarde su tiempo», dijo Lubetkin.
El especialista explicó que se necesitan políticas de Estado a largo plazo, que no sean modificadas con cada cambio de gobierno.
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