«No hablé de ruptura», ha dicho el mandatario, partidario de «serenar la relación» para que España asuma que no se puede «saquear México impunemente». «Deberían ofrecer hasta disculpa. No lo han hecho, no importa, pero vamos a entrar en una etapa nueva, despacio», ha alegado en su comparecencia diaria ante los medios.
López Obrador ha apuntado que «a veces tarda en que se entienda que ya hay otras condiciones» en México y, por tanto, ve necesario «avisar» de que las empresas ya no pueden optar a contratos públicos en el país norteamericano sin ningún trámite, con la supuesta connivencia con autoridades locales.
«Nos vieron como tierra de conquista», ha alegado el presidente mexicano, que de nuevo ha cuestionado que, con cada presidente anterior, hubiese una empresa «favorita». En su comparecencia, ha aludido de nuevo directamente a Repsol, OHL e Iberdrola, en este último caso para afear la incorporación a sus órganos directivos de antiguas autoridades de México como el expresidente Felipe Calderón.
«Nos han ofendido a los mexicanos, porque no solo es el que trabajen los altos funcionarios con estas empresas, sino lo que nos cuesta este tipo de relación», ha dicho López Obrador. En estos supuestos contubernios, ha añadido, se ha peridod «dinero del presupuesto que es de todos los mexicanos, que en vez de usarse para sacar de la pobreza al pueblos se usaba para favorecer a estas empresas».
En este sentido, ha negado que haya una «fobia» hacia España y ha lamentado que ahora haya quienes «se rasguen las vestiduras». «Ahora se sorprenden, pues no hay ninguna ruptura, si hace falta aclararlo», ha dicho, dentro de una presentación en la que ha recalcado que «ya no se acepta la corrupción».
La «pausa» reclamada por López Obrador, cuyo alcance no ha aclarado ni el propio presidente ni el Ministerio de Exteriores de México, fue recibida con «sorpresa» desde España, como reconoció el miércoles el ministro José Manuel Albares. El jefe de la diplomacia española habló anoche con su homólogo mexicano, Marcelo Abrard, en busca precisamente de aclaraciones, según fuentes diplomáticas.
Albares dejó claro que el Gobierno de España «no ha hecho ninguna acción que pueda justificar una declaración de este tipo», tras recordar que la relación entre ambos países es «estratégica» y que va «más allá de declaraciones verbales súbitas o palabras puntuales». Asimismo, recalcó que el Ejecutivo siempre defenderá los intereses de España «en cualquier circunstancia y ante cualquier país».
La llamada entre Albares y Ebrard «transcurrió en el buen tono habitual entre ambos», han asegurado las fuentes consultadas, que no han brindado más detalles sobre el contenido de lo discutido por los dos ministros y si Albares obtuvo las aclaraciones que buscaba.
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