El Fondo Monetario Internacional (FMI) no descarta que Latinoamérica entre este año en recesión por la crisis del coronavirus, debido a las caídas en los precios del petróleo, la contracción del turismo y el endurecimiento de las condiciones financieras mundiales.
El director del FMI para la región, Alejandro Werner, ha señalado que la recuperación prevista hace unos meses para la región «no ocurrirá», debido en parte al aumento resultante de costes de endeudamiento.
Estos sacarán a relucir las vulnerabilidades financieras que se han acumulado durante años. Por otra parte, aunque la fuerte caída de los precios del petróleo beneficiaría a los países que lo importan, «empañaría la inversión» y la actividad económica de los que dependen mucho de su exportación.
Werner apunta que la actividad del sector servicios será probablemente la que más sufra como consecuencia de las campañas de contención y distanciamiento social. El turismo y la hostelería, así como el transporte, también son sectores particularmente afectados.
Además, los países que cuentan con infraestructuras sanitarias «deficientes» y limitado margen de maniobra fiscal para ampliar los servicios de salud pública y respaldar a los sectores y hogares afectados se verían sometidos a una presión significativa.
Por regiones, Werner destaca que América del Sur se enfrentará a una caída del ingreso por explotación, debido tanto al retroceso de los precios de las materias primas como a la reducción de los volúmenes de exportación, sobre todo a China, Europa y Estados Unidos, que son importantes socios comerciales.
«El endurecimiento de las condiciones financieras afectará negativamente a las economías grandes e integradas financieramente y a las que sufren vulnerabilidades subyacentes», ha añadido.
En América Central y México, la desaceleración de la actividad económica estadounidense recortará el comercio internacional, la inversión extranjera directa, los flujos turísticos y las remesas.
Las principales exportaciones agrícolas (café, azúcar o plátano), así como las corrientes comerciales a través del canal de Panamá, también podrían verse afectadas de manera negativa por la caída de la demanda mundial.
Respecto al Caribe, Werner señala que la menor demanda de turismo debido a las restricciones en viajes y al «factor miedo» lastrarán mucho la actividad económica.
«La prioridad número uno es garantizar que se puedan afrontar los gastos sanitarios inmediatos a fin de proteger la salud de la población, cuidar a los enfermos y frenar la propagación del virus. En los países donde los sistemas de atención de la salud adolecen de limitaciones, es preciso que la comunidad internacional intervenga para ayudar a evitar una crisis humanitaria», ha enfatizado el director de la región.
Por último, hace un llamamiento a los bancos centrales de cada país para que realicen una evolución de los acontecimientos y elaboren planes de contingencia, para así estar listos para suministrar «abundante liquidez» a las instituciones financieras, sobre todo en el caso de pequeñas y medianas empresas.