Celac
Aunque el Gobierno colombiano ha insistido en que es una oportunidad para afianzar el diálogo entre los países y confirmó la participación de 60 delegaciones, solo una docena estarán encabezadas por mandatarios. Entre ellos, Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), Pedro Sánchez (España) y Yamandú Orsi (Uruguay).
En contraste, se ausentarán la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y los mandatarios Emmanuel Macron (Francia), Claudia Sheinbaum (México), Gabriel Boric (Chile) así como también el canciller alemán Friedrich Merz.
Las cancelaciones, justificadas oficialmente por «problemas de agenda», han sido leídas por diplomáticos y analistas como señales de cautela en un contexto internacional enrarecido por las tensiones entre Colombia y Estados Unidos.
«Esta reunión (…) ha estado marcada por la ausencia de personalidades importantes y esto ha generado varias inquietudes», afirmó a la Agencia Sputnik el doctor en Derecho Internacional y profesor de la Universidad del Rosario, Enrique Prieto Ríos.
En efecto, la baja representación europea y de varias capitales latinoamericanas plantea el dilema de si la cumbre podrá realmente fortalecer esa relación.
El trasfondo, según el experto, está en la decisión de algunos líderes europeos de no exponerse a lecturas políticas incómodas.
«Se ha argumentado de manera oficial que ha sido por la agenda ocupada. Sin embargo, recordemos que The Times publicó una noticia diciendo que era por las tensiones que existían entre el mandatario (de Colombia) Gustavo Petro y el presidente (de Estados Unidos) Donald Trump», señaló.
Europa busca evitar una confrontación abierta con Washington, especialmente en un momento en que las sanciones de Estados Unidos contra Petro y el despliegue militar en el Caribe han generado fricciones visibles, explicó.
«Yo sí balancearía los beneficios de asistir y los de no asistir, al menos los representantes principales. Y es importante mencionarlo: en ningún momento Europa ha puesto en duda la legitimidad de la CELAC, tampoco han salido a criticar al presidente Petro. No obstante, no lo han apoyado», agregó.
Santa Marta se convierte así en un punto de encuentro incómodo entre diplomacia, política y geoestrategia.
La cumbre pretende debatir cooperación climática, comercio y tecnología, pero lo hace en medio de un entorno global que empuja a cada actor a cuidar sus equilibrios.
Por otro lado, Prieto Ríos consideró que el conflicto en el Caribe y las tensiones con Estados Unidos no pasarán inadvertidos.
«Yo sí creo que va a salir necesariamente el tema del Caribe. Estoy seguro de que va a salir porque claramente no son solo los países que han manifestado que sus ciudadanos han sido víctimas; existen unas preocupaciones a nivel regional por este despliegue militar», subrayó.
En esa misma línea, advirtió que el debate probablemente no se traducirá en un pronunciamiento conjunto contundente.
«No creo que vaya a salir un comunicado conjunto rechazando las acciones en el Caribe y en el Pacífico», indicó.
De acuerdo con la lectura del académico, la UE mantiene una posición de «equilibrio preventivo»: pretende no respaldar de forma explícita a ningún actor en el conflicto y concentrarse en mensajes de cooperación global, evitando que la cumbre se vea como una toma de partido en las pugnas hemisféricas.
Más allá del ruido político, la CELAC y la UE comparten objetivos pragmáticos: diversificar alianzas, fortalecer la cooperación económica y avanzar en la transición energética.
Prieto Ríos sostuvo que esos serán los temas capaces de producir resultados concretos.
«Yo sí creo que acá, más allá de la declaración cliché, vamos a tener el tema del medio ambiente, y que va a estar relacionado con la transición energética, pero una transición justa», señaló.
La «transición justa» implica financiamiento y tecnología: un reclamo constante de los países latinoamericanos, que buscan no solo reemplazar combustibles fósiles, sino hacerlo con apoyo financiero y transferencia de conocimiento, añadió.
«Seguro van a salir algunos acuerdos de fortalecimiento e inversión, especialmente de la inversión europea en Latinoamérica. Allí también es probable que surja algún tema conjunto», sentenció.
La UE, presionada por su propia crisis energética y por la necesidad de asegurar materias primas críticas para su economía verde, tiene interés en consolidar lazos con países ricos en litio, cobre y biodiversidad.
América Latina, por su parte, ve en Europa un contrapeso a la dependencia de Estados Unidos y China.
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