«Ellos (los bolsonaristas) no se contentaron, después de nuestra toma de posesión maravillosa (…) esperaron una semana e intentaron dar un golpe; lo que pasó aquí fue un intento de golpe, por parte de gente preparada», dijo Lula, que añadió: «No sé si el expresidente lo ordenó, lo que sé es que tiene culpa, porque se pasó cuatro años instigando odio».
La semana pasada, Lula ya dijo ante la prensa que estaba convencido de que hubo muchos integrantes de la Policía Militar y de las Fuerzas Armadas que fueron conniventes con el intento de golpe, porque facilitaron la entrada de los bolsonaristas radicales en edificios como el palacio presidencial.
El Palacio del Planalto (sede de la presidencia), el Congreso Nacional y el Tribunal Supremo fueron los tres edificios invadidos de forma violenta por los radicales de extrema derecha.
Aunque algunos fueron puestos en libertad, casi 1.500 continúan presos y podrían ser acusados de terrorismo e intento de golpe de Estado.
Bolsonaro fue incluido en la investigación sobre los artífices del golpe a petición de la Fiscalía, después de que divulgara un video en que insistía en la tesis de que las elecciones fueron un fraude y que Lula no ganó.