«Todos los indicios que hay es que sí, que existía (una ABIN paralela)», dijo en una entrevista con la cadena Globonews.
La agencia está en el punto de mira de una investigación de la Policía Federal porque durante el Gobierno Bolsonaro se usó un software de geolocalización para espiar de forma ilegal a miles de ciudadanos, sobre todo políticos, jueces, periodistas y opositores.
Esta semana, la policía registró la casa y el despacho de uno de los hijos del expresidente, el concejal Carlos Bolsonaro, así como de personas de su entorno, por las sospechas de que usaron esta agencia estatal en beneficio propio.
El 30 de enero, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva colocó a Cepik en el cargo tras destituir de forma fulminante a Alessandro Moretti.
Había sospechas de que Moretti era muy próximo a Alexandre Ramagem, un aliado de Bolsonaro que fue director de la Policía Federal, y de que ambos trabajaron juntos en el esquema del espionaje ilegal.
Lula confesó esta semana en una entrevista que es imposible sentirse totalmente seguro, aunque en un principio no se esperan más cambios en la cúpula de la agencia brasileña de inteligencia.
Cepik afirmó el miércoles que a partir de ahora tanto la Abin como la Policía Federal volverán a trabajar con sinergias.
Además, señaló que los recientes cambios son una prueba del rescate de las instituciones que en su opinión fueron duramente atacadas por Bolsonaro durante sus cuatro años de gobierno.