La economía de EEUU se enfrenta a una tormenta perfecta: una deuda pública que supera los 36 billones de dólares y una política comercial que podría volverse en su contra. El repunte reciente de la rentabilidad de los bonos estadounidenses, combinado con el posible repliegue de inversores clave como China, añade incertidumbre a los esfuerzos de Donald Trump por mantener a flote su estrategia de aranceles.
Un mercado de deuda en tensión
El anuncio de nuevos aranceles por parte de Trump provocó inicialmente una caída en la rentabilidad del bono a diez años, bajando del 4 %. Este movimiento reflejó la clásica búsqueda de activos refugio por parte de los inversores en momentos de incertidumbre. Sin embargo, la rápida reversión del mercado, con un repunte hacia el 4,5 %, desconcertó a los analistas.
El repunte de la rentabilidad de los bonos tras el anuncio de aranceles señala un menor apetito por la deuda de EEUU, posiblemente impulsado por la venta de títulos por parte de China
El peso de los inversores extranjeros
Actualmente, los inversores extranjeros controlan alrededor de 8,5 billones de dólares en deuda estadounidense, siendo Japón y China los principales tenedores. China, enfrentada comercialmente a EEUU, posee 761.000 millones de dólares en bonos, lo que le otorga un potencial poder de presión en plena guerra comercial.
La concentración de deuda estadounidense en manos extranjeras convierte la política de aranceles en un arma de doble filo para Trump
Un coste de financiación al alza
Trump debe enfrentarse este año a la refinanciación de unos 9 billones de dólares de deuda. El incremento de la rentabilidad en el mercado secundario amenaza con trasladarse a las emisiones primarias, encareciendo significativamente el coste de financiación del Estado.
Una subida de unas pocas décimas en el interés de los bonos puede traducirse en miles de millones de dólares adicionales en costes para el Gobierno estadounidense
Trump, pendiente del mercado de deuda
La gestora Aberdeen Investments destaca que Donald Trump sigue «de cerca» la evolución del mercado de deuda. Desde el inicio de su mandato, el presidente ha considerado la reducción del coste de la deuda como una prioridad estratégica, consciente de su impacto en la estabilidad económica del país.



