A partir del viernes, el precio medio de venta de gasolina a las distribuidoras brasileñas pasará de 3,25 a 3,85 reales (de 0,58 a 0,69 euros) el litro, mientras que en el caso del diésel la subida será de 3,61 a 4,51 reales (0,65 a 0,81 euros) por litro.
Para el GLP, el precio medio de venta a las distribuidoras se revisará un 16,1% al alza, pasando de 3,86 a 4,48 reales (de 0,69 a 0,8 euros) por kilogramo.
No obstante, las tarifas anunciadas por Petrobras no son el precio final que paga el cliente. A dichos importes hay que añadir diferentes tasas impositivas y otros márgenes a determinar por las distribuidoras y estaciones de servicio.
Después de 57 días sin ajustes en los precios, la petrolera ha decidido subir los precios de los combustibles por la subida de los precios internacionales del petróleo, impactados por la «limitada oferta ante la demanda mundial de la energía».
«Mantenemos nuestra monitorización continua del mercado en este momento desafiante y de alta volatilidad», ha subrayado la estatal en un comunicado.
En el ejercicio de 2021, Petrobras registró un beneficio neto recurrente de 83.285 millones de reales brasileños (14.877 millones de euros), lo que supone multiplicar por más de cinco el resultado cosechado un año antes.
En la media sesión de este jueves, el precio del barril de petróleo de calidad Brent, referencia para el Viejo Continente, se situaba en un precio de 116,42 dólares, tras subir un 4,75%, mientras que el Texas se colocaba en los 113,03 dólares, tras avanzar un 3,98%.
Desde 2016, Petrobras ha adoptado una política de precios para sus refinerías que se guía por las fluctuaciones del precio del barril de petróleo en el mercado internacional y por el tipo de cambio.
El presidente de Brasil Jair Bolsonaro, de cara a la campaña por la reelección presidencial, ha indicado que no debe permitir que la estatal brasileña traslade totalmente la subida del petróleo en el mercado internacional a los precios en el mercado interno.