Nada más y nada menos que casi tres millones de dólares (15 millones de reales) es lo que se gastó en leche condensada el Gobierno de Brasil en 2020. Pero el gusto por el dulce de la administración de Jair Bolsonaro no es lo único que llama la atención en la lista de gastos corporativos desvelada este martes por el portal informativo Metrópoles.
Según datos obtenidos a través del panel de compras del Ministerio de Economía, el Gobierno brasileño gastó el año pasado 1.800 millones de reales (casi 340 millones de dólares) en el rubro alimentación para sus funcionarios, 20 por ciento más que en 2019. Además de los gastos más o menos razonables (arroz, frijoles, carne, etcétera) la lista es de lo más variopinta y desató la locura en Internet.
Sólo en chicles, el Gobierno gastó 2,2 millones de reales (más de 200.000 dólares); en uvas pasas se dejó la friolera de 5 millones (casi un millón de dólares) y en salsas (de sabor pimienta, inglesa o de soja) volaron otros 14 millones (2,6 millones de dólares). La lista es abundante en bienes que difícilmente podrían considerarse de primera necesidad, como marisco o tocino ahumado.
EL VINO DE LOS MILITARES
La cartera que más gastó en alimentación fue la de Defensa (632 millones de reales, 120 millones dólares). En un comunicado, el Ministerio de Economía explicó que esto se debe a que hay que alimentar a las tropas de las Fuerzas Armadas en servicio. En la factura de los militares constan 2,5 millones de reales en vino (más de 460.000 dólares).
La publicación de estos gastos provocó una ola de críticas desde la oposición, que recordó las recientes declaraciones de Bolsonaro diciendo que no podía hacer nada porque el país estaba «quebrado».
FÁBRICA DE MEMES
También se desató una fiebre creativa en Internet, con multitud de «memes» y comentarios ingeniosos en las redes sociales. El enorme gasto en leche condensada fue, de lejos, el que causó más impacto, quizá porque al inicio de su Gobierno se hicieron virales unas imágenes de Bolsonaro desayunando en su casa un poco de pan con leche condensada.
En ese momento, el presidente dijo que esa combinación era una de sus comidas favoritas. No son pocos los que hoy se acordaron de aquella confesión y colocaron su rostro en el de la lechera que es la imagen de una conocida marca. «Leche condensada con cloroquina. Sabor de despilfarro», reza el nuevo anuncio, haciendo referencia a la vez el fármaco que Bolsonaro promueve como supuesto antídoto contra el covid-19.