Guerrilleros desmovilizados de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) trabajan ahora en industrias textiles que se han transformado para fabricar material de protección para combatir el coronavirus.
Ante la escasez en especial de mascarillas, Carmenza Méndez ha reconducido su proyecto productivo individual para fabricar uniformes antifluidos para fabricar mascarillas para clínicas, hospitales, restaurantes y residencias geriátricas.
El proyecto ‘Confecciones Cruz & Bernal’ comenzó a funcionar el 10 de enero de 2020 y produce ya 300 mascarillas diarias para suplir a la ciudad de Ibagué y, en general, a Tolima, según informa la emisora colombiana Caracol Radio.
José Vélez inició su proceso de reincorporación en Huila en mayo de 2019 con un negocio de fabricación y comercialización de calzado artesanal para mujeres. Para ayudar durante la emergencia, Vélez fabrica más de 30 mascarillas al día que comercializa en Neiva.
Por su parte, excombatientes del antiguo espacio de reincorporación Antonio Nariño de Icononzo han cambiado la confección de ropa para fabricar mascarillas para sus vecinos. Inicialmente la producción fue de 300 mascarillas, por lo que los excombatientes del ETCR Antonio Nariño pidieron recursos como caucho, tela e hilo para mantener la producción.
La que fuera la guerrilla más grande del país firmó hace tres años un acuerdo de paz por el que se comprometía a deponer las armas para dar el salto a la vida civil. Desde entonces, se han logrado «avances significativos», el más importante es la conversión del grupo armado en partido político, pero quedan retos importantes, el más urgente: frenar la ola de violencia que sacude el país.
El 24 de noviembre de 2016, el entonces presidente, Juan Manuel Santos, y el jefe de las FARC, Rodrigo Londoño Echeverri, ‘Timochenko’, rubricaron un acuerdo de paz que se había tardado en negociar más de cuatro años y que necesitó unos retoques finales para superar el ‘no’ que se impuso por la mínima en el referéndum para ratificarlo.