Lo prometido es deuda. La semana pasada ofrecí un artículo en Transition Economics (Economía de la Transición) y a ello vengo. Para el público general, valga decir que me ubico en una rama nueva de la Economía, distinta, por muy específica, para un tipo muy especial de situaciones. Lo prometido es deuda. La semana pasada ofrecí un artículo en Transition Economics (Economía de la Transición) y a ello vengo. Para el público general, valga decir que me ubico en una rama nueva de la Economía, distinta, por muy específica, para un tipo muy especial de situaciones: transiciones al mercado. Por cierto, cercanas a la situación actual venezolana: el modelo basado en el rentismo, la procura mercantilista y las prebendas -en lo económico-; pero, también el caudillismo cupular -en lo político-, y el populismo clientelar -en lo social- se agotó y debe ser sustituido.
Como ven, pese a la apariencia, el asunto no es solo económico. Y en los hechos, antes de económico debe ser político e institucional. En un proceso permanente, lleno de dilemas y complicaciones, los cuales revisaremos. Con ello, estamos frente a un primer elemento definidor de la rama: su principal basamento es el cambio político e institucional; deseable con carácter de permanencia. Se dice fácil; pero, cualquier economista bien formado y de experiencia sabe de las dificultades de las reformas institucionales. Véase el caso europeo dentro de la crisis actual, iniciada en 2007-2008. Realmente cuesta que los países afronten las reformas que les garantizan salir de los atascos y construir mejores futuros.
En la rama, Rusia es un caso que amerita revisión. La promisoria Transición del Comunismo al Mercado (es la traducción literal de la denominación de los procesos transicionales a partir de la caída del Muro de Berlín, en 1989) iniciada en 1991 sufrió, con Putin, una clara regresión, muy acertadamente retratada, hace exactamente un mes, por The Economist, en “Russia: inside the bear”.
El caso nos sirve para asentar algunos criterios generalmente ignorados por la mayoría de los analistas: las transiciones –a la democracia, al mercado, o a ambos- se realizan –son exitosas- solo cuando llegan a la fase de consolidación. Pues, eso no ha pasado en Rusia. Todo lo contrario: ha habido un proceso de restauración de prácticas al modo soviético y el despliegue abierto de lo que la revista inglesa llama posmodernismo (político) y que nosotros preferimos llamar neocomunismo.
También nuestro país es un buen ejemplo en el estudio de la rama. La virtuosa Transición a la Democracia, la cual ubicamos a partir de 1.956, muestra un promisorio caso de colapso, ruptura o vaciamiento, en enero de 1958; produce una nueva Constitución; mantiene un alto crecimiento económico y llega, con severos problemas de entorno, hasta el inicio de su regresión, con los gobiernos de Rafael Caldera y Carlos Andrés Pérez, entre 1969 y 1978.
Pasó que la demolición de las precarias, pero efectivas instituciones económicas que se venía construyendo desde los gobiernos de Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez, las cuales permitieron una larga historia de alto crecimiento y baja volatilidad, dieron paso, por cambios retrógrados en la política, a otra fase de merma económica y alta volatilidad, lo cual, en proceso que ya hemos descrito, llevó a la regresión totalitaria con el chavismo.
No es verdad, por ejemplo, que antes siempre fuimos felices. La merma viene de lejos. En el mismo boom del primer gobierno de Carlos Andrés Pérez ya hubo turbulencias. El boom de Luis Herrera Campins, ni siquiera produjo crecimiento. Los ’80 fueron de penurias, crisis de deuda, inicio de intentos mal concebidos de reformas y del Caracazo. En los ’90, los golpes de Estado de 1.992, nuevos intentos en años posteriores y de allí, un evidente desconcierto, que condujo a la regresión mencionada.
Diversos problemas políticos y económicos y de la relación entre ambas esferas están en la base de lo sucedido. Pues bien, después de expuesto el “qué pasó”, nos tocará revisar el “por qué pasó”. Ése será el objeto de nuestro próximo artículo.
* Santiago José Guevara García
Valencia, Venezuela
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