Quito es desde hace semanas el principal foco de contagio del coronavirus en Ecuador. En los últimos días ha registrado cifras récord de contagios diarios que se han traducido también en un aumento de los cadáveres en calles y casas por la saturación de los servicios funerarios, algo que ya ocurrió en el inicio de la pandemia en Guayaquil.
Ecuador ha registrado hasta ahora 64.221 casos de coronavirus, incluidas 4.900 víctimas mortales, 927 pacientes hospitalizados –310 con «pronóstico reservado»–, 29.210 estables en aislamiento domiciliario y 5.900 recuperados, conforme al último boletín del Instituto Nacional de Investigación en Salud Pública (INSPI).
Por provincias, la más afectada sigue siendo Guayas (16.231), cuya capital es Guayaquil, seguida de Pichincha (9.458), donde se encuentra Quito. Por detrás se encuentran Manabí (4.820) y ya a gran distancia Santo Domingo de los Tsáchilas, Morona Santiago, Los Ríos, El Oro, Azuay, Loja, Esmeraldas, Tungurahua y Cotopaxi, todas por encima de los mil casos.
Inicialmente la atención de las autoridades ecuatorianas se centró en Guayaquil, donde se llegó a crear una fuerza especial dedicada a recoger cadáveres –tanto de víctimas de la COVID-19 como otros– de las calles y casas, donde empezaban a acumularse porque los servicios funerarios se vieron desbordados.
En Guayaquil, la segunda ciudad de Ecuador, hay ahora 11.056 casos confirmados de coronavirus y la curva de contagios parece estabilizada, a juzgar por los gráficos del Ministerio de Salud.
Así, la preocupación se ha trasladado a Quito, con 8.581 personas infectadas, puesto que la curva de contagios mantiene la tendencia ascendente. El 3 de junio, día en que la capital ecuatoriana pasó al semáforo amarillo del plan de desescalada, había 3.842 positivos.
Según dijo el ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos, en una entrevista en Radio Máxima, «del 50 al 60 por ciento de la población (de Quito) ya podría estar contagiada», mientras que un 33 por ciento habría desarrollado inmunidad, de acuerdo con la proyección de resultados del estudio epidemiológico realizado hasta el 24 de mayo.
«Si la cantidad de infectados se duplicara en menos de cinco días se podría hablar de un pico, pero si lo hace en un mes se trata de una oleada», ha explicado al diario ecuatoriano ‘El Comercio’ el infectólogo Byron Núñez, por lo que Quito estaría todavía en el segundo escenario.
AUMENTO DE LA MORTALIDAD
Los datos del Registro Civil, recogidos por la prensa local, indican que se ha producido un aumento del número de personas fallecidas en Quito respecto al año anterior. El pasado mes de junio fueron 1.676 y en el de 2019, 1.013; y en lo que va de julio ya son 290 y el año pasado fueron 165.
Entre el 4 de abril y el 6 de julio, 110 cadáveres se retiraron de casas y calles, la mayoría en domicilios (80). El pasado viernes fue el día que, hasta la fecha, más muertes extrahospitalarias se han registrado (9) en la ciudad.
«Si continuamos con el crecimiento del nivel de fallecidos, en los procesos de cremación no vamos a tener capacidad de atender», ha alertado Sebastián Barona, de la Federación Nacional de Funerarias, que a nivel nacional agrupa a 450 empresas y en Quito, a 28.
El alcalde quiteño, Jorge Yunda, ha reconocido que hay que «seguir luchando por bajar la mortalidad», si bien ha subrayado que el sistema funerario aún no ha colapsado. De hecho, ha recordado que todavía no ha sido necesario usar los contenedores refrigerados instalados en el Parque Bicentenario.
«¿Ha habido aumento respecto al 2018 y al 2019 en la misma época del año? Sí ha habido un aumento, un 70 o un 80 por ciento de más fallecidos, porque hay una pandemia (…) Sin embargo, la mortalidad ha sido controlada», ha defendido Zevallos, por su parte.
PROTOCOLO DE RECOGIDA
En este contexto, la Empresa Metropolitana de Gestión Integral de Residuos Sólidos (EMGIRS) de Quito ha puesto en marcha un protocolo específico para recoger los cadáveres de posibles víctimas de la COVID-19 ocurridas fuera de centros médicos.
Una vez conocido el deceso a través de los servicios de emergencia del ECU911, se desplaza personal de Policía y Ministerio de Salud, que desinfectan la zona aledaña antes de acceder al lugar donde está el cadáver. Entonces, la Policía determina la posible causa de la muerte y se retira el cuerpo en un embalaje específico.
Si el fallecido no contaba con un seguro funerario, las exequias se tramitan mediante un acuerdo al que ha llegado el Gobierno de Quito con funerarias locales para proceder con la incineración o el entierro, ha explicado Myriam Luceo, del EMGIRS, a ‘El Universo’.
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