Tras muchos obstáculos, parece que la llegada de la vacuna rusa Sputnik V a Brasil está más cerca que nunca. Decenas de millones de dosis llegarán en las próximas semanas al gigante latinoamericano. Entre los nombres que arrimaron el hombro para que esto suceda se destaca uno en particular: el del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011).
El exmandatario, de forma muy discreta, mantuvo conversaciones que fueron clave para sortear la inacción del Gobierno de Jair Bolsonaro.
En una entrevista exclusiva con Sputnik, el diputado y exministro de Salud brasileño Alexandre Padilha, brazo derecho del expresidente a la hora de informarse sobre la pandemia, explicó que Lula empezó a maniobrar para facilitar la llegada de las vacunas rusas ya a mediados del año pasado, cuando firmó un manifiesto organizado por el premio Nobel Muhammad Yunus que defendía la vacuna como un bien de la humanidad que debería ser de fácil acceso a los países pobres.
«Cuando Lula firmó ese manifiesto internacional, el director del RDIF (Fondo Ruso de Inversión Directa), Kirill Dmítriev, a petición del presidente Vladímir Putin buscó al presidente Lula; quería presentarle el esfuerzo que estaba haciendo Rusia por expandir el uso de la vacuna», explica Padilha.
El diputado señaló que Lula aceptó de inmediato y que esa reunión por videoconferencia tuvo «un peso muy grande». Padilha participó en ese encuentro junto con otros dos exministros de Salud de los gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda).
En esos momentos (noviembre del año pasado) Brasil contaba apenas con las vacunas de Sinovac que había conseguido el gobierno de São Paulo y con la previsión, más lejana, de recibir vacunas de AstraZeneca del Gobierno federal.
Aumentaba cada vez más la presión para que el Gobierno llegara a acuerdos con más laboratorios, pero el Ejecutivo de Jair Bolsonaro se mantuvo paralizado. Algunos estados, como el de Paraná (sur), iniciaron conversaciones para testar y recibir la vacuna Sputnik V, pero no prosperaron.
NEGOCIACIÓN DIRECTA
«En cierto modo, la vacuna Sputnik V rompe cierto monopolio de las grandes farmacéuticas privadas y puede ser una alternativa importante para Latinoamérica; viendo eso, Lula enseguida reforzó su disposición para ayudar», recuerda el exministro.
En la videoconferencia, Lula sugirió que ya que había dificultades con el Gobierno de Bolsonaro y con el de Paraná se podía optar por estrechar los lazos con el consorcio de gobernadores de los estados del noreste (en su mayoría en manos del PT), que empezaban a organizarse en busca de más vacunas.
Padilha asegura que la reunión en la que participó Lula sirvió para que los gobernadores del noreste, con el gobernador de Bahía, Rui Costa, a la cabeza, pudieran hacer una «negociación directa» con el RDIF. El resultado fue el acceso a 39 millones de vacunas.
Los gobernadores del noreste por los que intercedió Lula consiguieron negociar directamente con Rusia, mientras que el acuerdo anunciado por el Ggobierno de Bolsonaro la semana pasada se da a través de un intermediario (el laboratorio brasileño União Química), que es quien importará 10 millones de dosis, casi cuatro veces menos que las que «consiguieron» los gobernadores alineados con Lula.
PARÁLISIS Y XENOFOBIA
«Bolsonaro estaba parado (en la búsqueda de más vacunas), era importante que gobernadores y alcaldes también pudiesen comprar, para presionar a Bolsonaro a que se moviera», remarcó el exministro, quien lamenta la «postura xenófoba» que reina en el Gobierno brasileño y que llevó al actual estado de escasez de vacunas.
«Bolsonaro se pasó todo el tiempo construyendo obstáculos y estigmas hacia los países que no lamen las botas de (Donald) Trump; hubo prejuicios no sólo con Rusia y con China, también con la propia Organización Mundial de la Salud», enfatiza el exministro.
A través del consorcio Covax Facility, Brasil podría haber firmado un contrato reservándose dosis para el 30 por ciento de la población brasileña, pero firmó apenas el diez por ciento porque Trump estaba peleado con la OMS, recuerda.
Lula no sólo intercedió en favor de la vacuna Sputnik V. A finales de enero, cuando China retrasó el envío de insumos a Brasil para producir vacunas, el expresidente también se movilizó, y junto con la exmandataria Dilma Rousseff (2011-2016) envió una carta al presidente chino Xi Jinping elogiando la gestión que el país asiático estaba haciendo de la pandemia y criticando el «negacionismo» de Bolsonaro.
«De forma solidaria, sin prejuicios, Lula habló con líderes chinos, con el fondo ruso, con universidades brasileñas.. su preocupación era traer vacunas a Brasil buenas, seguras y eficaces, independientemente del país. Su postura ayudó mucho», resumió el exministro.
El pasado fin de semana, Padilha acompañó a Lula a ponerse la primera dosis de la vacuna contra el covid-19 en São Paulo, pocos días después de que recuperara sus derechos políticos, lo que le permite ser candidato en las elecciones de 2022. En su primer discurso tras esa decisión judicial, el expresidente dejó claro que uno de los ejes de su recuperado protagonismo político será la lucha por más vacunas lo antes posible.