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Evo Morales aprovecha el fracaso de la última huelga convocada por la Central Obrera Boliviana

Un sindicato en la encrucijada

La Central Obrera Boliviana (COB), el mayor sindicato obrero del país, parece perder fuerza. Las bajas cifras de seguimiento que caracterizaron la huelga nacional de 48 horas convocada por la organización, han supuesto un respiro para el presidente Evo Morales que seguirá adelante con su plan de limitar al 10% el aumento del salario mínimo. La Central Obrera Boliviana (COB), el mayor sindicato obrero del país, parece perder fuerza. Las bajas cifras de seguimiento que caracterizaron la huelga nacional de 48 horas convocada por la organización, han supuesto un respiro para el presidente Evo Morales que seguirá adelante con su plan de limitar al 10% el aumento del salario mínimo.

En casi toda Bolivia el transporte, el comercio y las empresas funcionaron con normalidad, por lo que el mandatario consideró el paro un fracaso total. El conjunto de los trabajadores afiliados a la Central Obrera Boliviana (COB) tenía previsto definir esta semana las nuevas medidas de presión, aunque la reunión ha quedado pospuesta al día 31.

El sindicato daría un ultimátum al gobierno para que modifique su política salarial y exigir un diálogo directamente con el presidente boliviano, Evo Morales.

El martes finalizó el paro de 48 horas convocado por la COB con una escasa adhesión a la medida de fuerza y a las manifestaciones en varias ciudades. La central obrera rechaza el aumento salarial del 10% decretado por el gobierno el mes pasado. Ahora, exigen que la subida sea del 30% debido a la alta inflación que se vive en el país.

Además, piden la puesta en marcha de una verdadera reactivación del aparato productivo nacional.

Los dirigentes sindicales consideraron que el ejecutivo impuso de manera unilateral el incremento salarial. Por este motivo, rechazaron la medida.

La huelga transcurrió con normalidad. En La Paz, los directores de la COB se unieron a una marcha multitudinaria de empleados, dirigentes y estudiantes universitarios que hicieron protestas paralelas en defensa de la autonomía de la educación superior.

El transporte, el comercio, los servicios públicos y las empresas privadas operaron con normalidad. Analistas y diplomáticos señalaron que sin el apoyo coyuntural de los universitarios, no sólo la huelga sino las movilizaciones hubieran demostrado la actual irrelevancia del sindicato.

El ‘gasolinazo’ da sus último coleteos. El intento por subir el precio de los combustibles hasta en un 83%, el famoso ‘gasolinazo’, provocó un terremoto político que casi desestabiliza al Gobierno y ha dejado dañada la economía del país. El vicepresidente Álvaro García Linera anunció esta medida el pasado 26 de diciembre, que finalmente fue rechazada por el presidente Evo Morales cinco días después.

Enfrentamientos entre transportistas y representantes de otros sectores sociales y el alza de precios en los principales productos de la canasta familiar, han sido las principales consecuencias en las que derivó la fórmula del ejecutivo.

Casi tres meses después del ‘gasolinazo’, aún se siguen contemplando en el país las dificultades que acarreó el intento de la subida del precio de los combustibles. Aunque después de la baja participación en la huelga, el malestar ante esta medida podría estar perdiendo fuerza. Los primeros en movilizarse ante esto fueron los chóferes que buscaron apalear la medida, incrementando el precio de las tarifas en el transporte. Este hecho provocó el rechazo de la población y, consecuentemente, incitó al sindicato obrero a salir a la calle exigiendo un aumento salarial.

El salario mínimo de Bolivia es el más bajo de América Latina, informó el Centro de Estudios y Desarrollo Laboral, y añadió como ejemplo que en Perú es el doble y en Argentina cuatro veces mayor.

El bajo sueldo, es un problema evidente que repercute en toda la población. Desde enero de 2010 al mismo mes de este año los precios de los alimentos aumentaron un 14 % en Bolivia. Además, según las últimas encuestas, la popularidad de Morales está en el 38% en marzo, con mejoría frente al 32% de febrero, pero lejos del 70% de hace un año.

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