El Movimiento de los Trabajadores Sin Techo (MTST) han asegurado que si no se cumplen sus exigencias están dispuestos a parar el Mundial de Fútbol de Brasil. La última marcha organizada con la Frente de Resistencia Urbana ha sido calificada como “la mayor del año” y pretenden seguir así. El Movimiento de los Trabajadores Sin Techo (MTST) han asegurado que si no se cumplen sus exigencias están dispuestos a parar el Mundial de Fútbol de Brasil. La última marcha organizada con la Frente de Resistencia Urbana ha sido calificada como “la mayor del año” y pretenden seguir así.
La Policía Militar ha asegurado que cerca de 5.000 personas asistieron, aunque los organizadores aumentaron el número de asistentes hasta los 20.000. Según estos, no pretenden sacar provecho del Mundial pero si que se respeten sus derechos.
“Queremos nuestra rebanada de pastel y no las migajas”, ha comentado Guillherme Boulos, líder del MTST, antes de atacar también las constructoras que serían, según él, las principales beneficiadas por el evento.
En concreto, ha asegurado que “nos dijeron en Brasilia que los recursos para vivienda acabaron, mientras los de la FIFA no. O aparece el dinero o el junio de la Copa se convertirá en un junio rojo” (en referencia el color que identifica los movimientos populares).
Los brasileños que no tienen casa no han sido los únicos que se han manifestado, pues entre los activistas también hay estudiantes que, hace meses se levantaron contra la organización del Mundial de Brasil.
Las reivindicaciones, tienen que ver con diversos temas como vivienda, salud, transporte y educación, una pensión vitalicia para las familias de los obreros muertos e incapacitados durante las obras de la Copa.
Y es que, durante los trabajos realizados en los estadios donde se encontraría la sede de los partidos han muerto nueve personas, cuyos gastos superan con diferencia los efectuados en los dos últimos mundiales en Sudáfrica y Alemania.
Con la cercanía del premio deportivo, los brasileños han aprovechado para mostrar sus críticas hacia el Gobierno de Dilma Rousseff, y todo apunta a que seguirán aún durante una temporada.