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La polémica de los programas de vigilancia causa división en EEUU

Tensión en el Congreso

La propuesta de prohibir a la NSA a recopilar las llamadas de los ciudadanos fue rechazada solo por 217 votos en contra frente a los 205 a favor. El ambiente en el Congreso de EEUU está enrarecido. La ajustada aprobación de la continuación del programa de recopilación de llamadas telefónicas de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) es una prueba evidente de ello. Y es que las técnicas de vigilancia empleadas por el Gobierno han suscitado polémica no solo en el ámbito internacional, sino también entre los dos principales partidos políticos de EEUU.

La primera discusión en la Cámara de Representantes sobre las prácticas de espionaje de la NSA, tras las filtraciones perpetradas por su antiguo analista, Edward Snowden, dejó constancia de las divisiones y dudas que crean temas como la seguridad y privacidad del país. Por un lado, se encuentra el ala más afin al Tea Party, que ha sido siempre muy crítica con la intromisión del Gobierno en la vida pública. Por otro, se sitúan los miembros más progresistas del bando demócrata, que nunca han ocultado su incomodidad con la excesiva intromisión en la intimidad de los programas de inteligencia.

Según publica el diario español El País, este miércoles las dos partes se aliaron para votar a favor de una enmienda presentada por el representante republicano Justin Amash. En ella, se pide la prohibición a que la NSA recopile la información sobre las llamadas de los ciudadanos que sean objeto de una investigación judicial. Sin embargo, 83 demócratas del bando contrario, incluida la líder de la formación en la cámara Baja, Nancy Pelosi, se aliaron con 134 republicanos para denegar la propuesta.

La enmienda tuvo 217 votos en contra y 205 a favor. Esto muestra que hay tan poca diferencia entre el apoyo al Gobierno o al partido opositor por la preocupación que la extensión de los programas de la NSA desvelados por Snowden ha suscitado entre los miembros del Congreso de EE UU. El republicano James Sensenbrenner también defendió la propuesta alegando que él nunca esperó que se usara la ley para autorizar programas de espionaje masivo.

La ofensiva desplegada por la Casa Blanca, los máximos responsables de la inteligencia de EE UU y los presidentes de los comités de Inteligencia de ambas cámaras demuestra la trascendencia de esa votación. En los días previos al debate, el portavoz de la presidencia y el director nacional de Inteligencia advirtieron de la importancia de los programas de seguridad y el máximo responsable de la NSA se reunió de urgencia con los legisladores en el Capitolio para tratar de convencerles de que no aprobaran la medida.

La división en el Congreso refleja la fragmentación de la sociedad estadounidense sobre la vigilancia del Gobierno. Una encuesta de la CBS publicada el pasado miércoles señalaba que el 67% creía que la recopilación de llamadas era una violación de la privacidad, mientras que el 52% consideraba, sin embargo, que era una herramienta eficaz para luchar contra el terrorismo.

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