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El Gobierno venezolano, incapaz de controlar el contrabando de gasolina

Sector petrolero

Nicolás Maduro, presidente de Venezuela

Casi al mismo tiempo que Maduro anunciaba que Wilmer Barrientos dejaba su rol de interventor de la dirección de Mercadeo Interno de PDVSA para irse como embajador en Canadá, en el Zulia, luego de cinco días de operaciones las autoridades se habían incautado 8.840 pipas de combustible. Casi al mismo tiempo que Maduro anunciaba que Wilmer Barrientos dejaba su rol de interventor de la dirección de Mercadeo Interno de PDVSA para irse como embajador en Canadá, en el Zulia, luego de cinco días de operaciones las autoridades se habían incautado 8.840 pipas de combustible.

Esto arroja un total de 1,7 millones de litros de gasolina. Combustible que iba directo hacia Colombia, según declaraciones de Tito Urbano Meleán, jefe de la zona de Defensa Integral Zulia. Lo curioso es que más de dos mil efectivos de la Fuerza Armada y de los organismos policiales participaron en el operativo.

Toda una fuerza, en verdad. Pero el resultado sigue siendo el mismo desde que se inició la llamada lucha contra el contrabando: que sigue el contrabando. Por tanto, no se entiende el cambio de juego de Barrientos a pocos días de su designación, y a apenas a una semana de que el presidente de PDVSA, Eulogio Del Pino, señalara en Maracaibo que al general interventor se le estaban entregando todas las pruebas, todas las auditorías, para que llevara a fondo su trabajo. No hay una explicación lógica entre los decomisos, las declaraciones de Del Pino y el cambio de Barrientos.

En otro lugar de la frontera, encontramos situaciones de esta naturaleza. Por ejemplo, en el eje San Antonio-Cúcuta, nos hablan de pactos que no se cumplen. “No es un gran acuerdo que implique a multinacionales ni grandes volúmenes de negocio, pero sí era una salida más del crudo venezolano al exterior, un ingreso extra que no le tiene por qué venir mal a la economía nacional.

Se trata de la Cooperativa Multiactiva de Pimpineros de Norte de Santander, COOMULPINORT, cuyo objeto es comerciar de modo legal con la gasolina y distribuirla, para luego poder hacer labores sociales con la ganancia”.

Su gerente, Mario Arévalo, cuenta a KonZapata que los acuerdos de venta con PDVSA existían desde 2009, con el gobierno de Chávez, pero que a partir de mayo de 2013, con el impasse que tuvo el presidente Maduro con el presidente Santos, el acuerdo se acabó. Cuenta que el trato era bueno con Rafael Ramírez, también con el presidente Chávez, pero que ahora han tratado de retomar relaciones y no ha habido forma.

Cuenta Arévalo que esta cooperativa ya ha sacado de la calle –es decir, de la venta ilegal de gasolina- a 534 pimpineros. Imaginamos que juntos no suman los 100 mil barriles diarios que, según dice el gobierno, salen del país por contrabando de extracción, pero sí parece un pequeño esfuerzo que ya no cuenta con la colaboración del gabinete de Maduro.

Con acuerdo o sin acuerdo, lo que parece cierto es que el problema es complejo. Y que la clave puede encontrarse en lo ocurrido en PDVSA La Campiña. Es decir, en la dirección de Mercadeo Interno.

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