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Raúl Castro, elegido nuevo primer secretario del Partido Comunista de Cuba en presencia de Fidel

Tal y como estaba previsto, el presidente de Cuba, Raúl Castro, ha sido elegido primer secretario del Partido Comunista (PCC) en el acto de clausura del VI Congreso de esta organización. El pequeño de los Castro sustituirá así en el puesto a su hermano Fidel que ha estado presente en la proclamación. Tras adquirir sus nuevas atribuciones, Raúl ha diseñado un Buró Político a su medida y se ha desprendido de algunos nombres relevantes. En este grupo selecto de dirigentes no estará, por ejemplo, el ministro de Cultura Abel Prieto. Tampoco otras figuras significativas como José Ramón Balaguer, antiguo responsable ideológico, o Ulises Rosales del Toro, histórico ministro del Azúcar. Tal y como estaba previsto, el presidente de Cuba, Raúl Castro, ha sido elegido primer secretario del Partido Comunista (PCC) en el acto de clausura del VI Congreso de esta organización. El pequeño de los Castro sustituirá así en el puesto a su hermano Fidel que ha estado presente en la proclamación. Tras adquirir sus nuevas atribuciones, Raúl ha diseñado un Buró Político a su medida y se ha desprendido de algunos nombres relevantes. En este grupo selecto de dirigentes no estará, por ejemplo, el ministro de Cultura Abel Prieto. Tampoco otras figuras significativas como José Ramón Balaguer, antiguo responsable ideológico, o Ulises Rosales del Toro, histórico ministro del Azúcar.

Esta reducción se habría realizado para darle agilidad al máximo órgano dirigente de este grupo político. El Buró tenía 24 componentes cuando Raúl Castro ocupó el poder de manera interina en Agosto de 2006. Desde entonces, hasta este VI Congreso, Raúl ya había introducido algunos cambios, o más bien destituciones, que habían dejado en 19 el número real de miembros.

Entre los defenestrados en esa primera oleada estaban algunos dirigentes de los que se habló como posibles sucesores de los hermanos en la cúpula del poder cubano, como Carlos Lage y Felipe Pérez Roque que cayeron, con deshonor y acusados de traición, en marzo de 2009.

La nómina de despedidos en el cónclave, que ha terminado hoy, se completa con Yadira García, que ya había sido destituida en septiembre de 2010 como ministra de Industria Básica, Pedro Ross Leal, Concepción Campa, Pedro Sáez Montejo y Misael Enamorado Dáger.

Este último, sin embargo, sí estará presente en el secretariado, un grupo reducido de nueve miembros que asiste al Buró Político, donde también ha encontrado sitio el histórico José Ramón Balaguer del que hablábamos antes. Junto a ellos y a Raúl estarán Olga Lidia Tapia, Abelardo Álvarez, Roberto López, Víctor Gaute y dos de los antiguos miembros del Buró Político que han logrado mantener sus puestos: Esteban Lazo y José Ramón Machado Ventura.

De hecho, Machado Ventura es el nuevo número dos del Partido, una posición, teórica, que también ocupa en el Gobierno y en el Consejo de Estado como Primer Vicepresidente en ambos casos.

Por lo demás, forman parte del órgano político el comandante Ramiro Valdés; el ministro del Interior, Abelardo Colomé; el ministro de las Fuerzas Armadas, Julio Casas; el vicepresidente Esteban Lazo; el presidente de la Asamblea Nacional, Ricardo Alarcón; y el ministro de Educación Superior, Miguel Díaz Canel. También se reeligió a los generales Leopoldo Cintras, Ramón Espinosa y Álvaro López, y el secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba, Salvador Valdés Leal.

Los tres nuevos miembros del Buró Político son Mercedes López, primera secretaria del PCC en La Habana, además de quién ahora está considerado como el principal experto económico del Partido, Marino Murillo, y el ministro de Economía, Adel Izquierdo. Ellos representan una renovación más que dudosa que lo que sí parece confirmar es la preponderancia del Ejército en los círculos de poder. De hecho, los representantes de las Fuerzas Armadas conforman el núcleo mayoritario en la más alta instancia del nuevo poder de la mayor de las Antillas.

Sin embargo, los cambios conocidos hoy en el grupo dirigente no parecen ser sinónimos de esa renovación de la que se habla. Los nuevos dirigentes han asegurado que la media del nuevo Comité Central no supera los 50 años y que incluye una amplia representación femenina. Quizá sea así, pero estos alevínes se encuentran muy alejados de los circuitos de toma de decisión. Y, además, no están preparados para suceder a la gerontocracia reelegida. O, eso es lo que se desprende de las palabras, muy claras, pronunciadas por Raúl en el discurso de apertura.

Pero, sin duda, este evento será recordado en realidad por la salida de Fidel Castro de la cúpula del PCC. Ayer ya se supo que el relevo se produciría porque el veterano líder, ahora retirado, había solicitado a los dirigentes del cónclave que no incluyeran su nombre en el nuevo Comité Central, lo que, según lo previsto en los estatutos, le impedía, de hecho, convertirse otra vez en el nuevo número uno de este grupo político. Lo que no se esperaba, sin embargo, es que el Comandante asistiese a la última sesión de la cita para ratificar con su presencia el histórico relevo y el abandono del último cargo que, al menos formalmente, conservaba aún.

La presencia de Fidel en la ceremonia, de la que hablábamos antes, ha sido recibida con un afectuoso aplauso de los participantes en el Congreso. El líder histórico, además, ha querido dar una simbología clara a su presencia y se ha sentado al lado de su hermano Raúl, pero en el sitio que anteriormente siempre solía ocupar éste.

Durante todo el Congreso, Fidel ha publicado distintas columnas de opinión para dejar claro que apoya todas las resoluciones y los cambios que se han aprobado en él y que se suma, por lo tanto, a la cruzada reformista que, aparentemente, quiere llevar adelante Raúl.

Al finalizar el cónclave, Machado Ventura ha inaugurado sus nuevas funciones con el anunció de la fecha de la próxima conferencia del partido. El evento tendrá lugar el 28 de enero de 2012 y entonces, será el momento, de culminar las transformaciones necesarias para que la organización política esté a la altura de los nuevos tiempos.

Al menos esta es la versión que aportaban hoy sus promotores. Aunque, muchos otros observadores, quizá un tanto irónicos, hablan del primer capítulo de otra etapa del Castrismo. Una que, cuando menos durará diez años, si se cumple lo acordado en este congreso y los cargos sólo pueden ostentarse dos quinquenios.

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