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Cuba usa a la prensa de EEUU para intentar hacer creíble su dudoso plan de ajuste

Más pirotecnia habanera

Cuba ha vuelto a las andadas. Los hermanos Castro han repetido la acción que mejor dominan, esto es, anunciar un dudoso plan de ajuste económico, aparentemente detallado, pero casi imposible de poner en práctica. De esta manera intentan ganar tiempo. El informe del Partido Comunista de Cuba filtrado a ciertos medios específicos, fue ‘entregado’ a los corresponsales anglosajones dos días antes que al resto. El objetivo era hacer llegar el mensaje al entorno del presidente de EEUU, Barack Obama, según fuentes diplomáticas instaladas en la Isla. Cuba ha vuelto a las andadas. Los hermanos Castro han repetido la acción que mejor dominan, esto es, anunciar un dudoso plan de ajuste económico, aparentemente detallado, pero casi imposible de poner en práctica. De esta manera intentan ganar tiempo. El informe del Partido Comunista de Cuba filtrado a ciertos medios específicos, fue ‘entregado’ a los corresponsales anglosajones dos días antes que al resto. El objetivo era hacer llegar el mensaje al entorno del presidente de EEUU, Barack Obama, según fuentes diplomáticas instaladas en la Isla.

Raúl Castro reemplazó hace cuatro años a su hermano Fidel en el poder, y desde entonces los anuncios de reformas económicas han sido una constante que luego no han llegado a materializarse. Ahora el Gobierno intenta recuperar la confianza de la opinión pública internacional con esta nueva estrategia. Han tenido que pasar dos días para que el resto de medios haya podido conocer los planes y las propuestas del Ejecutivo de Raúl Castro.

Las nuevas medidas del Partido Comunista de Cuba coinciden además con un nuevo discurso del Gobierno de la isla, que ha acusado al presidente de EEUU, Barack Obama, de no cumplir ninguna de las promesas que hizo cuando llegó al poder para mejorar las relaciones entre ambos países, una opinión que ha aparecido en todos los medios locales. El canciller cubano, Bruno Rodríguez, afirmó hace dos días que, lejos de aliviar el embargo, la Casa Blanca ha endurecido algunas restricciones

Cuba se dispone a entrar en un nuevo modelo económico, llamado “actualización del socialismo”, que generalizará conceptos como los impuestos y los microcréditos, abrirá la contratación entre particulares y pondrá fin a la cartilla de racionamiento. Si bien la medida de mayor impacto ha sido el anuncio de la supresión en seis meses de 500.000 puestos de trabajo en los organismos del Estado (el 10% de la fuerza laboral), lo cierto es que se abre la puerta al mismo tiempo a un modelo en que el Estado da paso abiertamente a la iniciativa privada, calificada de ‘cuentapropismo’ para sortear terminología capitalista.

Algunas de las novedades más radicales será que aquellos que emprendan un nuevo negocio (pueden elegirlo en una lista de 124 oficios) pagarán impuestos, podrán contratar a trabajadores siempre que paguen a la Seguridad Social un 25% de su salario y podrán convertirse en proveedores incluso de organismos estatales. El documento que los dirigentes del Partido Comunista Cubano (único en la isla) ha hecho circular señala que los ‘cuentapropistas’, todos en el sector servicios, tendrán gravadas sus ganancias entre el 40% de los restaurantes, el 25% de los artistas y el 20% de quien arriende una vivienda o espacio.

Este documento pronostica que 250.000 personas podrían pasar a practicar algún tipo de negocio en el año próximo, aunque muchos de los oficios requieren unas destrezas perdidas en una Cuba, con un superávit de abogados e ingenieros y falta de técnicos y trabajadores manuales. El informe general establece un restringido régimen de indemnizaciones para los funcionarios despedidos mientras buscan alternativas de empleo. “Con el propósito de reducir gastos y estimular al trabajador en la búsqueda de su reubicación”, los empleados afectados por el recorte cobrarán por término general “una garantía salarial equivalente al 100% del sueldo básico de un mes”.

Muchos se preguntan hasta qué punto los negocios querrán formalizarse si eso les supone pagar entre un 30 y un 40% de impuestos, mientras que otra preocupación fundamental es el acceso, actualmente muy complicado, a los suministros de materias primas, piezas o máquinas de todo tipo necesarias en cualquier oficio.

La financiación para arrancar un negocio tampoco ha sido definida, aunque el Estado piensa acudir a las líneas de microcréditos de los gobiernos español o noruego, de la Comisión Europea o de la misma ONU, según afirma la agencia Efe, que cita a fuentes conocedoras del proceso. Si en el programa actual de cooperación entre España y Cuba el Gobierno cubano desechó un ofrecimiento español de cuatro millones de euros para microcréditos por las dificultades de reembolso, todo hace pensar que en el próximo programa bilateral se aceptará una cifra aún mayor.

En la reciente visita de una delegación del PSOE, encabezada por su secretaria de organización, Leire Pajín, las autoridades cubanas expresaron un vivo interés por activar los microcréditos, según explicó Pajín.

Por el momento, las últimas medidas de liberalización económica aprobadas por el Gobierno cubano de Raúl Castro, que extienden a 99 años el plazo para el empleo de tierras estatales por parte de los inversores extranjeros en negocios turísticos e inmobiliarios, han sido acogidas con cautela por parte de los propios inversores extranjeros.

Algunos expertos internacionales con una larga experiencia en la isla han minimizado el posible impacto de las dos últimas medidas. Argumentan, que la realidad es que el sistema castrista ha impulsado ya en otras ocasiones reformas desesperadas en momentos difíciles, que luego sólo se mantuvieron hasta que remitieron las distintas crisis que provocaron el giro.

En la década de los noventa del pasado siglo, con otro demócrata en la Casa Blanca, el presidente Bill Clinton, marido de la actual secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, ya se habló del levantamiento total de la prohibición de los viajes a la mayor de las Antillas que todavía pesa sobre los ciudadanos estadounidenses y también se propició un cierto despegue del sector turístico gracias a la inversión hotelera de algunos grupos extranjeros. Incluso hubo un intento de posibilitar determinados negocios inmobiliarios, con notable participación de capitales procedentes de empresas españolas.

Pero dentro de todas las explicaciones que aparecen en informe elaborado por los expertos del Partido Comunista, se echan de menosdos puntos importantes en la economía cubana, sin los cuales este nuevo plan de ajuste no puede echar a andar: la moneda y el problema del suministro de los insumos necesarios para la producción.

En Cuba existen dos monedas oficiales: el peso cubano y el peso convertible. El peso cubano apenas tiene valor y es el que se usa para transacciones en la Isla, o para pagar a los trabajadores. El peso convertible es la moneda que se utilizar para casi todas las demás transacciones que se realizan en la Isla.

Entonces, ¿En qué moneda van a pagar los nuevos empresarios privados, las materias primas, los sueldos de los trabajadores y demás elementos de la producción? Y ¿en cuál de ellas van a recibir los microcréditos blandos? Los expertos del Partido Comunista no deben saberlo aún, puesto que no han incluido este ‘pequeño’ detalle en su plan.

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