Estos días se han dado a conocer una sorprendente noticia. La presidente argentina, Cristina Fernández, entregaba a la Oficina Anticorrupción del país un documento según el cual, su patrimonio habría crecido un 27%, hasta los 11 millones de euros, en 2010. Una bonita suma, pero ¿les va tan bien a los demás presidente latinoamericanos? Las diferencias entre ellos son palpables y hay sorpresas agradables y desagradables. Estos días se han dado a conocer una sorprendente noticia. La presidente argentina, Cristina Fernández, entregaba a la Oficina Anticorrupción del país un documento según el cual, su patrimonio habría crecido un 27%, hasta los 11 millones de euros, en 2010. Una bonita suma, pero ¿les va tan bien a los demás presidente latinoamericanos? Las diferencias entre ellos son palpables y hay sorpresas agradables y desagradables.
El sueldo de la presidenta argentina no es, ni con mucho, el más alto del subcontinente. Percibe, según el sitio web elsalario.com.ar, 243.113 pesos anuales (58.037 dólares), unos 20.259 pesos mensuales (4.836 dólares). Sin embargo, el incremento de su patrimonio no es extraño, ya que desde que llegó al poder junto con su fallecido marido Néstor Kirchner, el matrimonio ha visto incrementado su patrimonio diez veces debido, según ha declarado ella misma, por la revalorización de activos y el alquiler de inmuebles.
Más curioso resulta lo del todavía presidente de Guatemala, Álvaro Colom. El mandatario del pequeño país recibe anualmente de las arcas públicas un montante aproximado de 1.694.003 quetzales, la moneda nacional, lo que hace un sueldo mensual de 141.167 quetzales. Trasladado a dólares, el mandatario percibe al año 212.324 dólares (17.693 dólares mensuales), lo que, en un país cuyo PIB queda muy lejos de aproximarse al argentino, parece una diferencia excesiva.
En el lado contrario a Colom se encuentran los presidentes de Bolivia, Ecuador, Paraguay o Perú. Según los datos que pueden encontrarse, Evo Morales es el mandatario que menos percibe por su trabajo, 2.008 dólares mensuales. Tras Morales se encontraría la propia Cristina Fernández, mientras que Fernando Lugo, mandatario paraguayo que renunció a su salario al principio de su mandato, percibiría 4.877 dólares.
En ese pelotón de los que menos reciben por comandar sus países, se encontrarían el ecuatoriano Rafael Correa con 6.194 dólares, el peruano Alan García con 5.793 o el salvadoreño Mauricio Funes, 5.182 dólares. Pero existe también un pelotón central, donde se sitúan el uruguayo José Mujica, que cobra 11.721 dólares mensuales por su trabajo el colombiano Juan Manuel Santos con 9.968 dólares y del venezolano Hugo Chávez con 9.175 dólares, más próximos a los 10.000 dólares que a los 5.000 del grupo trasero.
Comandando el desigual listado, detrás de Colom, se encontrarían los mandatarios restantes. El mexicano Felipe Calderón se encuentra en segunda posición con un sueldo mensual de 16.524 dólares. Tras él, en tercer lugar, la mandataria de la primera economía del subcontinente, la presidente brasileña Dilma Rousseff, que recibe 15.619 dólares. Y, finalmente, en cuarto lugar, el millonario empresario chileno Sebastián Piñera, que percibe por su labor al frente de la presidencia del país 15.042 dólares mensuales.
Pero ¿cobran mucho los presidentes latinoamericanos? Teniendo en cuenta las diferencias económicas entre los diferentes países y las dificultades comparativas, solo parece claro que el sueldo del presidente guatemalteco es excesivo. Para que cada uno saque sus propias conclusiones, ahí van los sueldos de algunos mandatarios mundiales.
Barack Obama, mandatario de la primera potencia del mundo, EEUU, percibe por su trabajo en torno a los 33.394 dólares mensuales. De los conocidos, es el mejor pagado. La canciller alemana, Angela Merkel, recibe 18.333 euros mensuales (26.411 dólares), el francés Nicolas Sarkozy recibe 21.133 euros al mes (30.445 dólares), mientras que el español Rodríguez Zapatero cobra unos 6.515 euros (9.385 dólares), situándose en el pelotón central en cuento a sueldos de los mandatarios latinoamericanos.
