En problemas

Con el real cotizando en torno a las tres unidades por dólar, diversos analistas consultados por el diario La Nación han asegurado que la compleja situación de las exportaciones argentinas empeorará aún más, ya que Brasil es el principal destino de los productos argentinos. Con el real cotizando en torno a las tres unidades por dólar, diversos analistas consultados por el diario La Nación han asegurado que la compleja situación de las exportaciones argentinas empeorará aún más, ya que Brasil es el principal destino de los productos argentinos.

Uno de los que consideran la situación de esta manera es el presidente de la Unión Industrial Argentina, Héctor Méndez, que ha asegurado que la perspectiva se complica “bastante”.

Lo que no extraña a otros economistas consultados por el diario argentino, pues el país presidido por Cristina Fernández de Kirchner tiene la segunda inflación más alta de la zona solo por debajo de Venezuela.

Si a ello se le suma que el peso argentino tampoco está viviendo sus mejores momentos, la devaluación de su principal socio comercial no es una buena noticia. Según Roberto Bouzas, director de la Maestría en Relaciones Internacionales de la Universidad de San Andrés, “esta depreciación contribuirá al deterioro de la balanza externa, y ocho meses antes de las elecciones, el Gobierno seguramente elegirá pisar más las importaciones, en un contexto algo recesivo que difícilmente pueda revertir por la falta de financiamiento”.

Por su parte, Roberto Frenkel, investigador principal del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (Cedes), ha añadido que “el país no podrá exportar casi nada, aunque tendrá un efecto secundario positivo, que es el abaratamiento de algunos productos importados”.

Frenkel ha manifestado también que como el Ejecutivo kirchnerista “decidió no volver a devaluar, seguirán complicándose las economías regionales, por el efecto combinado de la inflación y las retenciones”

Marcelo Elizondo, director de la consultora DNI ha coincidido con él ya ha señalado que debido a la depreciación del real y la subida del peso, “se da una mayor pérdida de la competitividad”.

Y lo peor, según Elizondo es que el problema no se arreglaría con una devaluación, “porque la del año pasado demostró que se traslada a precios y no soluciona nada, sino controlando el problema fiscal, la inflación y normalizando la situación cambiaria”.

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