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El mandatario venezolano demuestra que ni tiene ni quiere a alguien que le releve

El vicepresidente venezolano, Elías Jaua, eclipsado por la omnipotencia de Chávez

La situación es poco menos que estrambótica. Hugo Chávez ha forzado a la Asamblea Nacional ha legitimarle para gobernar desde Cuba, donde se recupera de una operación de un absceso pélvico. Desde La Habana ha promulgado ya la Ley de Endeudamiento, una acción que los expertos consideran fuera de la legalidad constitucional, puesto que debería haber partido del Consejo de Ministros. Pero este hecho no es sino la constatación de otra cuestión. El presidente venezolano no confía en sus ministros. Cómo, de otra manera, habría retorcido de esta manera la legalidad para seguir gobernando. La situación es poco menos que estrambótica. Hugo Chávez ha forzado a la Asamblea Nacional ha legitimarle para gobernar desde Cuba, donde se recupera de una operación de un absceso pélvico. Desde La Habana ha promulgado ya la Ley de Endeudamiento, una acción que los expertos consideran fuera de la legalidad constitucional, puesto que debería haber partido del Consejo de Ministros. Pero este hecho no es sino la constatación de otra cuestión. El presidente venezolano no confía en sus ministros. Cómo, de otra manera, habría retorcido de esta manera la legalidad para seguir gobernando.

Las dudas sobre la enfermedad que ha llevado a Hugo Chávez a ser operado de urgencia, parecen ir aclarándose. En su columna de este viernes en Quinto Día, el J.A. Almenar ha lanzado algo más de luz sobre la misma. Después de consultar a un médico cubano que ha preferido no ser identificado, el periodista venezolano explica que, en palabras de este, “por lo que me han dicho mis colegas en La Habana se trata de un cuadro de diverticulitis y peritonitis, que devino en un absceso pélvico.”

Posteriormente, Almenar consultó el especialista venezolano Celso González, uno de los mejores gastroenterólogos, con posgrados en Londres y cursos en los EEUU, según el periodista. Este ha asegurado que “el colega cubano tiene razón, pero si se llegara a complicarse, se le quita la parte del intestino infectado. El cuadro se supera con antibióticos.” El plazo requerido para su recuperación, según el doctor, será de un mes. Hasta entonces no podrá volver a su actividad normal.

Bajo este escenario, se entiende mejor que Chávez haya preferido obligar a la Asamblea Nacional venezolana a darle poderes para gobernar. Se desconoce el tiempo que el mandatario permanecerá en Cuba ejerciendo el poder. Incluso si regresara a Venezuela, hasta dentro de un mes, sus capacidades estarían limitadas. Y, sin embargo, no ha querido delegar sus atribuciones en el vicepresidente, Elías Jaua, que debería, por ley, sustituirle en estos casos.

La presencia de Jaua en la escena política venezolana es poco menos que curiosa. Se ha convertido en un mero transmisor de las noticias sobre la salud del líder bolivariano y, cuando no, en un elevador del ánimo de la tropa, en este caso los seguidores de Chávez. “El presidente legítimo, constitucional y legal y en pleno ejercicio de sus competencias es Hugo Chávez y punto, no hay discusión» aseguró Jaua, intentando evitar las murmuraciones que ya se extendían por Venezuela.

El vicepresidente ha sido hasta ahora una especie de muleta sobre la que se apoyaba el líder bolivariano. Pocos fuera de Venezuela conocen su rostro. Sin embargo, aquellos que han podido ver videos del mandatario tanto en televisión por cable como por internet, conocen su nombre. “Elías” es la persona que anota, da curso o ejecuta las ocurrencias del momento de Chávez. Sin embargo, Elías no es lo suficientemente bueno o competente como para sustituir a su “Comandante”.

Y esta situación, que Chávez gobierne desde Cuba, ha dejado clara otra cuestión. El mandatario no tiene quien le sustituya. De confirmarse lo que Almenar ha indagado sobre la actual enfermedad del mandatario, en el caso de mayor gravedad habría que extirparle el colon. En cualquier caso, el líder bolivariano deberá hacerse limpiezas cada seis meses después de la operación de la que ha sido objeto. Por el contrario, que ocurriría si una enfermedad como la sufrida por otros líderes como Fidel Castro le sucediera.

Simplemente, no tendría nadie que le sustituyera. Ninguno de sus ministros tiene el suficiente social (la capacidad es más difícil de percibir) como para recabarlos apoyos de los adeptos de Chávez. Puede que no sea necesario. Puede que, como espera buena parte de la oposición, la derrota del mandatario esté garantizada en las elecciones de 2012. En ese caso, Chávez podría finalmente descansar. Tal vez la presión que lleva aparejada el poder sea el verdadero problema del presidente venezolano.

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