EEUU aún no se ha repuesto del estallido de su última burbuja inmobiliaria y, sin embargo, los osados emprendedores que se arriesgan a crear nuevas empresas en estos tiempos difíciles no parecen haberse dado cuenta aún. Según un reciente estudio de la Fundación Ewing Marion Kauffman, la cuarta parte de las nuevas compañías registradas en EEUU en 2011 se inscribieron en el sector de la construcción. EEUU aún no se ha repuesto del estallido de su última burbuja inmobiliaria y, sin embargo, los osados emprendedores que se arriesgan a crear nuevas empresas en estos tiempos difíciles no parecen haberse dado cuenta aún. Según un reciente estudio de la Fundación Ewing Marion Kauffman, la cuarta parte de las nuevas compañías registradas en EEUU en 2011 se inscribieron en el sector de la construcción.
El dato destaca aún más en un contexto general de caída de la actividad en el que los expertos de esta fundación han apreciado un descenso del 6% en la creación de nuevas empresas.
Muchos de estos nuevos empresarios son, sin embargo, especialistas que fueron despedidos en sus antiguas compañías y han tenido que lanzarse al ruedo para buscar un nuevo trabajo. Aún así, la sangría podría haberse detenido. Según las estadísticas oficiales de EEUU el año pasado los empleos registrados en este sector sumaron la cifra de 5,5 millones, unos pocos más que en 2010, cuando el guarismo quedó en 5,4.
Aunque el número está muy lejos de los siete millones de empleos que el sector proporcionaba a los estadounidenses en el año 2006, combinado con otros signos como la leve mejoría en la nueva construcción residencial ofrece un panorama algo más optimista que la de los últimos años.
Además, si los estadounidenses todavía son remisos a comprar casas nuevas o de segunda manos, no lo son, sin embargo, a hacer reformas en sus hogares actuales. El gasto familiar en esta partida alcanzó los 116.000 millones de dólares el pasado año, 4.000 más que los registrados el año anterior, según los datos de la Asociación Nacional de Contratistas.
