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Chávez intenta inculcar cultura tributaria a los venezolanos, mientras sube los precios del pan

El chavismo en campaña: “Hay que pagar impuestos”

La maquinaria del chavismo tiene una nueva bandera. Ahora, como parece anunciar una entrevista en Telesur a Fanny Márquez Cordero, intendente nacional de Tributos Internos de Venezuela, prima que los ciudadanos paguen religiosamente sus impuestos. Sin embargo, la idea de que los tributos son necesarios para mejorar las condiciones de vida de la población va a ser difícil de vender. A la inflación descontrolada se le ha sumado esta semana la subida de precio de productos básicos como el pan o la pasta. Además, la petrolera nacional (PDVSA), pierde paulatinamente su capacidad de financiar al Estado, entre críticas crecientes de una gestión que ha empobrecido a la inagotable ‘caja b’ del Estado. En este contexto, los expertos creen difícil que la cruzada del presidente bolivariano a favor de la solidaridad tributaria tenga éxito fácilmente y temen que si fallan las campañas divulgativas, los hombres del mandatario opten por otras vías menos educativas que ésta. La maquinaria del chavismo tiene una nueva bandera. Ahora, como parece anunciar una entrevista en Telesur a Fanny Márquez Cordero, intendente nacional de Tributos Internos de Venezuela, prima que los ciudadanos paguen religiosamente sus impuestos. Sin embargo, la idea de que los tributos son necesarios para mejorar las condiciones de vida de la población va a ser difícil de vender. A la inflación descontrolada se le ha sumado esta semana la subida de precio de productos básicos como el pan o la pasta. Además, la petrolera nacional (PDVSA), pierde paulatinamente su capacidad de financiar al Estado, entre críticas crecientes de una gestión que ha empobrecido a la inagotable ‘caja b’ del Estado. En este contexto, los expertos creen difícil que la cruzada del presidente bolivariano a favor de la solidaridad tributaria tenga éxito fácilmente y temen que si fallan las campañas divulgativas, los hombres del mandatario opten por otras vías menos educativas que ésta.

Los problemas que genera una inflación como la venezolana, que el pasado año cerró con un aumento de precios de los alimentos del 37,2%, son difíciles de evitar. Sus consecuencias, el encarecimiento de la vida, alcanzan a todos los extractos de la sociedad. Los sueldos medios sufren, pero los resultados para los más pobres de la sociedad son aun más pronunciados. Hasta el momento, en este proceso que dura ya varios años, el Gobierno de Hugo Chávez no ha sabido poner remedio.

Mas bien al contrario, la semana ha estado marcada por un anuncio que, pese a ser comprensible, ha sobrecargado de más inquietud a quienes más dificultades tienen para hacer la compra diaria. El pasado martes, el ministro de Alimentación, Carlos Osorio, hizo público un aumento del coste del pan y la pasta alimenticia de un 24% y un 33% respectivamente. Respondía de esta manera a la petición de la Federación Nacional de Panaderías, que recordó la pasada semana el estancamiento de los precios.

Tras el anuncio de Osorio, el precio del pan ha subido hasta los 5,52 bolívares por kilo (0,9 euros) y de la pasta alimenticia hasta los 4,33 bolívares por kilo (0,7 euros). Tomás Ramos López, presidente de la Federación Nacional de Panaderías, solicitaba una medida similar la pasada semana. Recordaba que la falta de revisión de los precios, la devaluación de la moneda y el aumento de los costos de producción, unido a la escasez de trigo en el mercado, han hundido al sector en una profunda crisis. Problemas, en definitiva, que afectan a todos los sectores productivos venezolanos.

El ministro, en pleno anuncio, debía juistificar que la medida era poco menos que socialistas. De esta manera, aseguró, el Estado venezolano garantiza tanto la producción como la distribución de alimentos. «Si nosotros no tuviésemos estos productos alimenticios protegidos como los tenemos, no nos quisiéramos imaginar cuánto costarían todos estos productos sin un Estado revolucionario», se defendió.

Sin embargo, estos argumentos parecen no satisfacer a la población. Entre los usuario de Twitter, sistema de microbloging muy utilizado en el país, hay quien recordaba que “el día que suben la pasta y el pan la gente grita «no volverán». Otros comentaron que los sueldos no ascienden de forma equitativa. Fuentes consultadas por Americaeconomica.com han asegurado que, desde la llegada de Chávez al gobierno, lo que antes eran considerados salarios elevados, tienen ahora dificultades para hacer la compra diaria y alertan de las consecuencias de la elevada carestía de la vida para los salarios más bajos.

El aumento del precio de estos dos consumibles habituales, coincide con la decisión del Gobierno de centralizar las importaciones de materia primas para la elaboración de alimentos. Esta iniciativa gubernamental ha suscitado la preocupación entre los consumidores, que consideran que la gestión centralizada podría provocar una profundización en el desabastecimiento que ya se produce en algunos productos.

Hasta ahora, la buena marcha de Pdvsa había logrado ocultar la mala marcha de las cuentas estatales y las dificultades de la población para hacerse con la cesta de la compra. Sin embargo, la situación se ha revertido. Los aportes de la petrolera estatal, en materia de pago de cuestiones alimenticias, se está reduciendo paulatinamente. No en vano, Pdvsa destinó en 2010 un total de 517 millones de dólares para inversión en todo el sector de alimentos, monto que disminuyó en 50,9% respecto al los 1.054 millones de dólares que desembolsó en 2009, según se desprende de la Memoria y Cuenta de Pdvsa.

Como es lógico, esta reducción tiene un motivo concreto. Pdvsa ha sido hasta ahora esa gallina de los huevos de oro que no parecía tener fin. Es decir, el Gobierno de Hugo Chávez se ha valido de la petrolera estatal, como parece lógico por otra parte, para intentar mejorar las condiciones de vida de los venezolanos. Sin embargo, todo hace indicar que ha excedido los limites permitidos, olvidándose de que, para mantener el ritmo de producción de petróleo e incluso mejorarlo, hay que invertir, algo que no se ha hecho suficientemente.

A su vez, Venezuela ha recibido en los últimos años créditos chinos por valor de 24.000 millones de dólares. Este dinero, según el acuerdo con el gigante asiático, deberá ser devuelto con petróleo, y el dinero, según lo anunciado por Chávez, será destinado a la construcción de viviendas entre otras cuestiones sociales. En cualquier caso, la alimentación no recibirá los beneficios del petróleo que ha sido vendido por adelantado

De ahí que ante la rebaja de los aportes de Pdvsa al estado, no quede más remedio que pedir un esfuerzo a la población. Solo el pasado año, según lo expuesto por l a propia Fanny Márquez, los impuestos significaron un 66% del presupuesto del Estado. La aspiración para este año es alcanzar el 70%. Con la caída de ingresos computables de Pdvsa, es más que posible que se logre. Sin embargo, no será porque los venezolanos, al menos los más pobres, acudan a abonar sus impuestos con la alegría que la dirigencia chavista pretende.

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