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La corrupción hunde la popularidad de los líderes latinoamericanos

Descontento ciudadano

Dilma Rousseff, presidenta de Brasil

La popularidad de algunos líderes latinoamericanos no se encuentra en su mejor momento. Las crisis económicas pero, sobre todo, los casos de corrupción con los que se les relaciona les pasan factura y hace que los ciudadanos se sientan descontentos y les muestren su rechazo. La popularidad de algunos líderes latinoamericanos no se encuentra en su mejor momento. Las crisis económicas pero, sobre todo, los casos de corrupción con los que se les relaciona les pasan factura y hace que los ciudadanos se sientan descontentos y les muestren su rechazo.

Dilma Rousseff, presidenta de Brasil, se encuentra en el punto de mira de los brasileños. Solo un 9% de ellos la respalda, según una encuesta de Ibope que se ha dado a conocer a principios de este mes. La cifra solo es igualable a la del presidente Fernando Collor de Mello que en 1992 tuvo que dimitir para evitar ser condenado por corrupción.

El escándalo de Petrobras, que se ha saldado con la detención de varios miembros del Partido de los Trabajadores (PT), al que pertenecen tanto Rousseff como su padrino político Luiz Inácio Lula da Silva, ha supuesto un duro golpe para la mandataria a la que han acusado, como mínimo, de “ingenua” por no estar enterada de lo qué ocurría en la petrolera estatal.

A ello se suman las tijeras del ministro de Economía, Joaquim Levy, y la sospecha de que la última campaña electoral de la mandataria pudiera haber sido financiada con dinero negro. Tras ser una de las más queridas en su primera legislatura ha pasado a ser justo lo contrario. Caso similar el de Michelle Bachelet.

La presidenta de Chile se encuentra en sus momentos más complicados de cara a la opinión pública, aunque aún se aferra al 27% del respaldo, según un estudio llevado a cabo por la firma encuestadora Adimark. Las medidas que prometió tomar y que ahora se ve incapaz de materializar supone un duro golpe, al que se unió la implicación de su hijo Sebastián Dávalos en el ‘Caso Caval’.

El caso del presidente peruano, Ollanta Humala, no es nuevo, pero si constante. A mediados de este mes el respaldo a la pareja presidencial, que Humala forma junto a Nadine Heredía, también presidenta del Partido Nacionalista Peruano (PNP) ha caído drásticamente. Mientras que él alcanza el 14%, Heredia se hace con un 12%.

Ambos han perdido puntos debido a que los peruanos desconfían de ellos. En concreto, un 79% de los encuestados considera que la primera dama es culpable de lavado de activos al recibir fondos de una empresa venezolana sin declararlo del que se le acusa. Por si eso no fuera bastante, los peruanos consideran erróneas muchas de las decisiones que ha tomado el presidente en los últimos tiempos.

Otro caso a tener en cuenta es el del mexicano Enrique Peña Nieto, al que culpan del aumento de la corrupción en el país durante su legislatura. De hecho, los detractores del líder del Partido de Revolucionario Institucional (PRI) siempre han sugerido que llegó al poder de modo fraudulento. Aunque Rouseff, Bachelet, Humala o Peña Nieto no son los únicos que se enfrentan al veredicto de sus ciudadanos, pues la corrupción en Honduras y Guatemala ha hecho que los ciudadanos se sientan más que descontentos con los presidentes Juan Orlando Hernández y Otto Pérez Molina y su implicación en los escándalos del Seguro Social.

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