La economía de Venezuela se ha contraído un 3% el año pasado, así lo ha asegurado el presidente del país, Nicolás Maduro, que ha culpado de ello a la guerra económica que los opositores y los empresarios están luchando contra su Gobierno. La economía de Venezuela se ha contraído un 3% el año pasado, así lo ha asegurado el presidente del país, Nicolás Maduro, que ha culpado de ello a la guerra económica que los opositores y los empresarios están luchando contra su Gobierno.
América Economía recuerda que estas cifras, anunciadas por Maduro, se dan en medio de una crisis del petróleo, la principal fuente de ingresos del país, y con un entorno con alta inflación.
El Banco Central de Venezuela, que divulga las cifras macroeconómicas, llevaba desde finales del año pasado sin ofrecer datos, cuando anunciara que el Producto Interior Bruto (PIB) del país se contrajese un 4,8% en los primeros tres meses del año, un 4,9% en el segundo trimestre y un 2,3% entre julio y septiembre.
La cifra de Maduro, en cualquier caso, contrastará con la expansión del 1,3% de la economía durante 2013 y con los vaticinios de expertos. Así ocurre en el caso de un reciente estudio de la banca de inversión de Barclays que asegura que debido a “la resistencia del Gobierno a devaluar, el déficit del sector público podría alcanzar el 30% del PIB en 2015”.
De ser así, el país latinoamericano podría ser el que peor desempeño económico de la región, al encontrarse azotado por la recesión, la escasez y una elevada inflación, según recoge la prensa latinoamericana.
Los analistas consideran que la economía podría incluso comportase peor debido a la crisis mundial del petróleo. Un sonde de Reuters considera que el PIB de Venezuela caerá un 5,2% a finales de este año.
Para mejorar, consideran los expertos, sería necesario corregir las distorsiones del país, como los tres tipos de cambio o la inflación.
A pesar de todo ello, Maduro ha insistido en que a pesar de la caída, el país ha conseguido cerrar el año en índices de desempleo en “mínimos históricos”, con lo que no está de acuerdo la oposición, que considera que el Gobierno tiene en cuenta el empleo aunque el trabajo sea temporal y precario.
