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El nuevo contexto político en Venezuela fuerza a Chávez a repensar su política.

Compas de espera

Hugo Chávez, presidente de Venezuela, perdió el pasado domingo, en las elecciones presidenciales celebradas en el país, la mayoría absoluta. La oposición política, un bloque de diferentes temperaturas políticas cuyo único vínculo es su antichavismo, valora los resultados como una victoria. La cabeza visible de la revolución bolivariana no podrá gobernar por decreto. Sin embargo, necesita realizar nuevos gestos que satisfagan a su electorado. Tiene la vista puesta en las elecciones de 2012. Hugo Chávez, presidente de Venezuela, perdió el pasado domingo, en las elecciones presidenciales celebradas en el país, la mayoría absoluta. La oposición política, un bloque de diferentes temperaturas políticas cuyo único vínculo es su antichavismo, valora los resultados como una victoria. La cabeza visible de la revolución bolivariana no podrá gobernar por decreto. Sin embargo, necesita realizar nuevos gestos que satisfagan a su electorado. Tiene la vista puesta en las elecciones de 2012.

La semana que termina hoy ha dejado Venezuela en un extraño impasse de espera. La política del país sudamericano está marcada por una rutinaria tendencia al sobresalto y las últimas elecciones, que dejan una situación desconocida en los anteriores Gobiernos del presidente Hugo Chávez, son el contexto propició para que dichos sobresaltos sigan alimentando la realidad política del país. Sin embargo, a excepción de las siempre recurrentes declaraciones explosivas del presidente, todo parece tranquilo en el Venezuela.

El diario estadounidense Washington Post apuesta porque Chávez continuará con las políticas desarrolladas hasta ahora sin modificaciones. Pese a ello, enumera algunas cuestiones que en adelante el presidente venezolano, después de perder la mayoría absoluta en el Parlamento venezolano, no podrá hacer. Durante los próximos años, Chávez no podrá gobernar por decreto como venía haciéndolo hasta ahora. Tampoco tendrá la capacidad para nombrar jueces a la Corte Suprema y miembros de la autoridad electoral sin el consentimiento de la oposición.

El presidente venezolano, por el contrario, parece querer mantener gestos que le aproximen a su electorado. Tras recibir de China los primeros 4.000 millones de dólares de un crédito de 20.000, esta semana ha anunciado la construcción de 25.000 viviendas en la capital del país. La inversión, de 1.000 millones de dólares, pretende acometer el déficit de viviendas que sufre el país, unos dos millones de casas y 200.000 construcciones nuevas por año. El presidente reconoció que es una de las deudas que su gobierno mantiene con el pueblo venezolano.

Para llevar a cabo dicho proyecto, el presidente venezolano ha pedido el apoyo del sector privado. Sin embargo, dicho sector parece haber visto en la corta victoria de Chávez un hueco para introducir sus habituales peticiones. Noel Álvarez, presidente de Fedecámaras, solicitó al Gobierno que fortalezca el aparato productivo interno y facilite las inversiones privadas. Álvarez, que tiene dudas sobre un posible endurecimiento de las políticas que el Gobierno ha mantenido hasta ahora, considera que esta es la única vía para mejorar los índices macroeconómicos.

Por su parte, Carlos Larrazábal, presidente de la Confederación de Industriales de Venezuela (Conindustria), consideró que un acuerdo entre el sector público y la iniciativa privada con el fin de mejorar la inversión, generara empleo. Ha pedido a su vez que cesen las agresiones a la propiedad privada, a la libre empresa y a la libertad económica que permitan abatir la inflación y la pobreza.

En este contexto, la oposición política aparece unida por el momento. Como en toda democracia, el Gobierno podría buscar ahora apoyos en los sectores menos convencidos en su contra. De este modo, se espera tanto un endurecimiento en las críticas contra algunos de los líderes de la oposición como un acercamiento hacia otros. El resultado electoral da margen al Gobierno bolivariano para negociar acuerdos puntuales. Las elecciones de 2012 está relativamente cerca y Chávez necesita de más gestos hacia su electorado.

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