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Los grandes bancos de inversión de EEUU sacan tajada de la entidad española nacionalizada

Bankia y los ‘yankis’

Los grandes bancos de inversión estadounidenses, en el origen de la actual crisis, no están dejando pasar la oportunidad de aprovechar la situación de Bankia, en particular, y las dudas vertidas sobre el sector financiero, en general, para intentar sacar tajada. Por lo pronto, Goldman Sachs valorará los activos de BFA, mientras que Blackrock será el encargado de revisar los activos de todo el sector. Los grandes bancos de inversión estadounidenses, en el origen de la actual crisis, no están dejando pasar la oportunidad de aprovechar la situación de Bankia, en particular, y las dudas vertidas sobre el sector financiero, en general, para intentar sacar tajada. Por lo pronto, Goldman Sachs valorará los activos de BFA, mientras que Blackrock será el encargado de revisar los activos de todo el sector.

El ministro de Economía, Luis De Guindos, con un pasado ligado al malogrado Lehman Brothers, ha dejado en las manos de Goldman Sachs la valoración de Banco Financiero y de Ahorros (BFA), un proceso vital para determinar que cuantía de ayudas públicas necesita el banco ahora bajo los mandos de José Ignacio Goirigolzarri.

De hecho, y según publica Expansión, la firma norteamericana ya está trabajando estrechamente con el departamento que dirige Luis de Guindos para evaluar la situación de la matriz de Bankia. En paralelo, el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), organismo dependiente del Banco de España, encargará a expertos una valoración económica sobre BFA-Bankia para determinar el porcentaje que el Estado tendrá en su accionariado tras la transformación en capital del préstamo público por importe de 4.465 millones de euros.

Goldman Sachs se ha visto envuelto en varias polémicas a raíz de la crisis financiera. En 2010, el banco de inversión tuvo que pagar 425 millones de dólares para zanjar las acusaciones de fraude de la SEC por omitir “datos clave” eferentes a la venta de una titulización de deuda hipotecaria sobre préstamos subprime que se vendió a algunos inversores justo en el momento en el que el mercado de la vivienda empezaba a colapsar.

En noviembre del año pasado, Goldman admitió que afronta diferentes demandas judiciales por unos 15.800 millones de dólares a raíz de su desempeño durante la crisis subprime. El último episodio de la polémica surgió en marzo, después de el New York Times publicara una carta abierta de un ex empleado que afirmaba que en la entidad reina un ambiente “tóxico y destructivo” en el que, más allá de los intereses de los clientes, prima el interés por ganar dinero.

La polémica elección de Goldman, que deja de nuevo en entredicho la confianza del Gobierno en la labor de supervisión del Banco de España, se conoce en un momento en que el mercado de por descontado que Blackrock y Olver Wyman, ambos controlados por los grandes fondos institucionales estadounidenses, serán los encargados de valorar los activos de los bancos españoles y las posibles pérdidas causadas por su exposición al sector inmobiliario.

Blackrock

Si finalmente se concreta, la elección de Blackrock se puede considerar cuanto menos cuestionable. En su debe, la gestión del banco malo irlandés, proyecto en el que participó codo con codo con el Gobierno y el Banco de Irlanda. Además, el ministro de Economía y Competitividad, Luis De Guindos, señaló el pasado viernes que el Gobierno nombraría a dos entidades independientes para que valoren las carteras inmobiliarias de las entidades españolas, dentro de la nueva vuelta de tuerca de la reforma financiera.

Sin embargo, Blackrock, que participa en fondos que buscan activos en España, está controlado en un 19,7% por el banco británico Barclays y en un 21,7% por el estadounidense PNC Financial Services, según los datos proporcionados en su propia página web. El resto de las acciones de Blackrock está en manos de inversores institucionales, minoristas y empleados.

Tampoco se puede considerar independiente a Blackrock si se analizan sus inversiones, ya que la compañía estadounidense controla un 4,5% de BBVA y un 4,7% de Banco Santander. Más llamativo es si cabe que posea un 3,28% de la agencia de calificación Moody’s, de la que se rumorea que esta noche podría anunciar una nueva rebaja de rating a los bancos españoles, y un 3,8% de McGraw Hill, la matriz de Standard & Poor’s. No obstante, en estos casos no son los recursos de Blackrock la principal fuente de inversión, sino de sus clientes institucionales (fondos mutuos, empresas, gobiernos, fondos de pensiones, etc.), ya que están instrumentalizados a través de BlackRock Institutional Trust Company.

Para enredar aún más la madeja, en el consejo de Blackrock se sienta uno de los hijos del magnate mexicano Carlos Slim, uno de los principales accionistas de CaixaBank.

Tampoco está libre de pecado Oliver Wyman. La subsidiaria de Marsh & McLennan Companies es la otra gran favorita para realizar la valoración de los activos dudosos de los bancos, y también está participada por grandes fondos estadounidenses, entre ellos, el mismo BlackRock Institutional Trust Company, que tiene un 2,56% de las acciones.

Oliver Wyman tampoco ha estado exenta de polémica desde el inicio de la crisis financiera. Según publica el diario irlandés Independent, la consultora, que ha sido contratada para reorganizar el negocio de Permanent TSB, trabajó en 2005 para Citigroup con el fin de preparar su exposición a obligaciones de deuda colateralizada (CDO), los complejos valores hipotecarios que provocaron la crisis financiera mundial.

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