El Tribunal Superior Electoral (TSE) de Brasil ha decretado que todos los partidos políticos deben reservar una parte proporcional de su financiación de campaña a promover candidaturas de personas negras dentro de sus formaciones.
En ese sentido, el TSE ha estipulado que el reparto de recursos del Estado para financiar campañas electorales, así como el tiempo que se destina para propaganda electoral gratuita en medios de comunicación será «proporcional al total de candidatos negros que el partido presente en los comicios».
En el comunicado emitido por este tribunal se ha especificado que la nueva norma entrará en vigor a partir de las elecciones generales de 2022, por lo que en las municipales de noviembre de este año los partidos políticos no estarán sujetos a ella.
La decisión ha sido avalada después de un recurso presentado por la diputada federal por el Partido de los Trabajadores (PT) Benedita da Silva, quien propuso la posibilidad de crear una cuota como la que la legislación prevé para las mujeres
Los jueces del TSE respondieron afirmativamente por seis votos contra uno, pero fueron ellos quienes propusieron que el tiempo y los recursos sean proporcionales al número de candidatos negros registrados para las elecciones, ya fuera hombres o mujeres, en vez de la cuota del 30 por ciento que presentó Da Silva.
El presidente del TSE, Roberto Barroso, ha celebrado el resultado, señalando que se trata de «un momento importante para el tribunal y la vida política del país» y que «hay momentos en los que uno tiene que elegir de qué lado de la historia quiere estar».
De acuerdo con un estudio de la Fundación Getulio Vargas sobre las últimas elecciones al Congreso de los Diputados, a diferencia de las aspirantes blancas, que recibían una financiación proporcional al porcentaje que suponían sus candidaturas, las mujeres negras se encontraban en desventaja, pues pese a ser un 12,9 por ciento de las propuestas electorales, sólo disponían de un 6,7 por ciento de las partidas presupuestarias.
Ese mismo estudio muestra como los hombres negros eran el 26 por ciento de los candidatos, pero contaban con el 16,6 por ciento de los recursos de sus fuerzas políticas; mientras que los blancos, pese a ser el 43,1 por ciento, recibían el 58,5 por ciento del dinero de campaña.