El exjefe paramilitar Salvatore Mancuso, a la espera de ser extraditado a Colombia desde Estados Unidos, se ha mostrado dispuesto a comparecer ante la Comisión de la Verdad y ha vuelto a reiterar los nexos que, según él, existieron en su momento entre algunas personas cercanas al entonces presidente Alvaro Uribe y los paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
En una carta remitida al exministro y gestor de paz Álvaro Leyva Durán, de la que se hacen eco los medios colombianos, Mancuso sostiene que «es el momento de que todos los actores armados que hicimos y hacen parte del conflicto armado interno y el propio Estado, nos sentemos de forma sincera en un solo lugar y de cara al país, sin permitir que la verdad sea secuestrada o manipulada, sin importar a quién beneficia o perjudica, puesto que, la verdad es la verdad».
Según el líder de las desmovilizadas AUC, «es indispensable que aceptemos nuestra responsabilidad, la asumamos con absoluta y total humildad y compromiso» puesto que, «de no hacerlo, pasaran otros 50 años de conflicto y seguiremos presenciando más desplazamiento forzado, enterrando más muertos, el narcotráfico alimentando la guerra, como lo ha hecho y lo sigue haciendo y con gobiernos indiferentes e indolentes ante esta realidad y sin hacer nada para evitarlo».
Mancuso ha sostenido que, en el caso de los paramilitares, han sido «situaciones ajenas a nuestra voluntad» las que «no han permitido que se conozca la verdad». En este sentido, ha recordado que ya hace tiempo él denunció «públicamente el rearme de algunos desmovilizados y me llamaron mentiroso»
También cuando confesó que «el 35 por ciento de miembros del Congreso eran personas apoyadas por las AUC» y «cuando conté acerca de la parapolítica la negaron» igual que le trataron de «iluso» tras desvelar que él mismo era «la prueba viviente de lo que en ese entonces denominé paramilitarismo de Estado».
«Se han utilizado medios coercitivos para intimidarme, como torturas, amenazas, persecución judicial a través de montajes (…) todo tratando de callarme», denuncia Mancuso en el documento, del que se hacen eco entre otros ‘El Tiempo’ o ‘El Espectador’.
En este sentido, sostiene que su extradición a Estados Unidos fue una «venganza criminal» que lo que buscaba era callarle debido a que colaboradores y funcionarios del Gobierno de Uribe «fueron personas muy cercanas con las AUC».
Entre ellos, Mancuso menciona al actual embajador de Colombia en Estados Unidos, Francisco Santos, quien fue vicepresidente con Uribe los ocho años que estuvo en el cargo (2002-2010), así como a José Miguel Narváez, subdirector del DAS (los servicios de Inteligencia y Contrainteligencia del país), al que ha acusado del asesinato del periodista Jaime Garzón.
«También narré lo referente a algunas situaciones que se presentaron con el mismo presidente Uribe y a pesar de todo esto, sumado a otras situaciones perpetradas en contra nuestra, seguimos y seguiremos honrando nuestro compromiso con las víctimas y la verdad», ha asegurado el antiguo líder de las AUC.
Mancuso, que tiene doble nacionalidad italiana y colombiana, fue extraditado en 2008 por Colombia a Estados Unidos junto a otros jefes paramilitares buscados por Estados Unidos por narcotráfico. Ahora Colombia pide su regreso por tres procesos judiciales dentro de la jurisdicción especial para la paz instaurada tras los acuerdos de paz con la guerrilla.
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