«Sí lo está investigando. Hablan de Caputo y gente vinculada a Caputo. A mí no me consta (que tengan vínculos), es lo que dicen y no es ni más ni menos que un rumor. No tenemos ninguna certeza, ojalá que no, porque sería un desastre», reveló a esta agencia Ubeira, una de las partes con acceso al expediente.
El titular de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Agustín Rossi, denunció este jueves ante Capuchetti que Revolución Federal estuvo detrás del intento de magnicidio de la vicepresidenta y aportó audios en los que se escucha a sus integrantes jactarse de su intención de asesinar también al presidente Alberto Fernández y al diputado Máximo Kirchner, hijo de la exmandataria (2007-2015).
Incluso, y según consigna la agencia oficial local Télam, el fundador del grupo, Jonathan Morel, reconoció haber recibido 1.760.000 pesos (12.300 dólares) del Grupo Caputo, un conglomerado de empresas que se dedica a la construcción, la producción de equipos de aire acondicionado y la energía.
Su titular, Nicolás Caputo, fue uno de los principales apuntados por Cristina Fernández el 23 de agosto pasado, cuando improvisó en sus redes un alegato de defensa en la causa Vialidad, y exhibió numerosos chats entre el empresario y su exsecretario de Obras Públicas, José López, condenado a seis años de prisión.
En varias oportunidades, el expresidente Macri reconoció a Caputo como un «amigo del alma», expresión que utilizan los argentinos para demostrar fraternidad, al tiempo que fue uno de los primeros vicepresidentes del partido que él mismo creó: el PRO.
«No lo sé si hay vinculación de Revolución Federal, dicen eso pero a mí no me consta. Sé lo mismo que sabe usted», dijo Ubeira a esta agencia.
Y agregó: «El afán de mi cliente es esperar que no haya más elementos que produzcan una grieta. Si la hubieran matado a Cristina Fernández, usted y yo no estaríamos hablando en estos términos y seguramente usted estaría cubriendo una guerra civil. Esto no le sirve absolutamente a nadie porque para salir adelante en Argentina necesitamos un clima de tranquilidad, no se puede hacer negocios debajo de la artillería».
Télam también señaló que desde el entorno del empresario negaron tal financiación, pero el vínculo podría ser con una firma de los hermanos de Luis Caputo, exministro de Finanzas de Macri y primo de Nicolás.
Ya son cuatro los detenidos por el intento de magnicidio a la exmandataria (2007-2015), en un confuso hecho que tuvo lugar en las puertas de su casa.
Al atacante registrado por las cámaras, Fernando Sabag Montiel, se le sumaron su pareja, Brenda Uliarte, una amiga de ella, Agustina Díaz, y Nicolás Carrizo, alias «el jefe», todos integrantes de lo que los funcionarios judiciales han denominado «la banda de los copitos», en referencia a la actividad que les serviría de fachada para realizar espionaje entre los partidarios a Fernández: la venta de copos de azúcar.
La vicepresidenta argentina fue víctima de un intento de magnicidio en la noche del 1 de septiembre, cuando un hombre apuntó y gatilló dos veces una pistola frente al rostro de Fernández de Kirchner.
Luego se descubrió que la pistola semiautomática Bersa que empleó tenía cinco balas en el cargador y que ninguna de ellas salió por impericia del propio Sabag Montiel.
El agresor intentó asesinarla cuando la expresidenta regresaba a su vivienda, en el barrio de Recoleta de la ciudad de Buenos Aires, y se acercó a saludar a unos seguidores apostados en los alrededores, en el contexto de un juicio que la tiene encausada por supuestamente direccionar proyectos de obra pública en la provincia de Santa Cruz (sur) durante su gestión y la de su esposo, el fallecido Néstor Kirchner (2003-2007).
Otros dirigentes del Gobierno argentino como el propio presidente, Alberto Fernández, el diputado Máximo Kirchner, y el gobernador de la Provincia de Buenos Aires (este), Axel Kicillof, también serían posibles víctimas del grupo terrorista, según chats a los que accedió la justicia.