El enviado especial de Estados Unidos para Venezuela, Elliott Abrams, ha aclarado este jueves que el presidente venezolano, Nicolás Maduro, podría aspirar a la reelección en los comicios que se celebrarían para «recuperar la democracia» en el país, si bien ha augurado que no retendrá el poder porque no tiene el apoyo de los venezolanos.
Estados Unidos propone que Maduro y el líder opositor Juan Guaidó «se hagan a un lado» para que representantes del ‘chavismo’ y la oposición creen un Consejo de Estado que asuma el Poder Ejecutivo y guíe a Venezuela hacia unas elecciones presidenciales y parlamentarias «libres» que se celebrarían de forma simultánea en el plazo de seis a doce meses.
Abrams ha explicado, en una teleconferencia con periodistas, que «la única persona que no puede competir es quien ejerza de presidente interino (en el Consejo de Estado) porque en una frágil situación como la que vive Venezuela nadie se va a creer que si una misma persona está en el Gobierno y también es candidato todo va a ser justo».
«Así que, sí, Maduro puede presentarse y Guaidó puede presentarse», ha dicho el emisario norteamericano. El texto difundido por el Departamento de Estado no aclaraba este punto y su titular, Mike Pompeo, se limitó a decir que el líder opositor podría ser candidato y que el mandatario ‘chavista’ «no volverá a gobernar», sugiriendo así que no podría aspirar a la reelección.
Abrams ha indicado que Pompeo hizo esa declaración porque, según los sondeos de opinión en Venezuela que maneja la diplomacia estadounidense, Maduro solo tiene entre un 12 y un 15 por ciento de apoyo. «Por eso creemos que en unas elecciones libres tiene cero posibilidades de ganar», ha apuntado. El secretario de Estado, en cambio, dijo que Guaidó era «el político más popular» del país.
Por otro lado, ha restado importancia al «rechazo inmediato» de Maduro al plan estadounidense. «Esperábamos que así fuera», ha confesado. «Lo realmente importante», ha continuado, «no es lo que dicen en público, sino lo que pasa en privado, dentro del Gobierno, del partido y de las Fuerzas Armadas», y lo que harán sus miembros «cuando piensen en lo que supone para Venezuela y para ellos mismos».
Abrams ha querido hacer un llamamiento específico a los uniformados, pilar del Gobierno Bolivariano desde tiempos de Hugo Chávez. Así, ha recalcado que «los militares jugarán un papel importante a la hora de determinar cómo será el cambio pacífico» en Venezuela.
Interrogado sobre quién podría ejercer una labor de mediación para reanudar las negociaciones entre los representantes de Maduro y Guaidó en base a esta ‘hoja de ruta’, el funcionario norteamericano ha señalado a la Iglesia, un actor clave en el país, y a Noruega, que ya medió en el último diálogo.
A cambio de que Maduro abandone el Palacio de Miraflores, se reconstituya el Parlamento y se renueven los poderes Electoral y Judicial con miras a unos comicios «libres», Estados Unidos realizaría importantes concesiones al ‘chavismo’.
Las sanciones se levantarían a medida que se cumpliera el plan, se elaboraría una ley de amnistía para todos los «delitos políticos», excepto los crímenes de lesa humanidad, y se retiraría la denuncia que seis países latinoamericanos presentaron en 2018 contra Maduro en el Tribunal Penal Internacional (TPI) por dichos crímenes.
«La terrible crisis política y económica debe llegar a su fin para que el país pueda recuperar la democracia (…) y Estados Unidos cree que no puede hacerlo con Maduro en el poder», ha defendido.
No obstante, se ha mostrado consciente de que «la mayoría de las preguntas (que suscita este plan) deben ser respondidas por los propios venezolanos». «Esperamos que trabajen juntos para un futuro mejor», ha declarado.