El presidente salvadoreño, Nayib Bukele, ha declarado este martes el estado de emergencia en todas las cárceles del país, lo que implica que todos los presos serán puestos en aislamiento.
Bukele, que ha indicado que los reos «no verán la luz del sol», ha señalado que la medida busca aislar así a aquellos presos que encabezan, desde prisión, pandillas.
Así, ha explicado que el régimen de visitas quedará temporalmente suspendido y que los presos permanecerán confinados en las celdas las 24 horas del día durante un periodo indefinido.
La decisión ha sido tomada después de que el militar José Rigoberto Reyes Medina fuera secuestrado y asesinado en la región de Atiquizaya, en el oeste de la capital, donde opera la mara MS-13. Su cuerpo fue hallado el lunes durante una operación de búsqueda.
El presidente ha lamentado lo sucedido y ha expresado su «impotencia», antes de asegurar que los «criminales aún controlan la mayor parte del Estado». Según informaciones del diario local ‘La Prensa Gráfica’, el militar se encontraba en compañía de otras dos personas cuando fue secuestrado por varios hombres armados.
Para Bukele, la búsqueda se habría resuelto haciendo uso de un «dron con cámara térmica». «Vamos a dar el 100 por ciento, dentro de lo que la ley nos permita», ha recalcado.
El ministro de Justicia y Seguridad, Rogelio Rivas, ha dicho que ya tienen una línea de investigación trazada, pero que no darán detalles hasta haber detenido a los responsables, a quienes les espera únicamente «muerte» o «cárcel».
Tal y como ha indicado el jefe de la Policía Nacional, Arriaza Chicas, los atacantes serían miembros de la pandilla 18.
El Salvador es el segundo país con mayor población penitenciaria del mundo, con 604 presos por cada 100.000 habitantes. Según un informe de la Organización de Estados Americanos (OEA), las cárceles del país se encuentran masificadas y carecen de las condiciones de infraestructura e higiene necesarias.