Desde que el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, accediera al poder en enero de 2019, un tercio de sus vetos han sido tumbados por el Congreso, que le han mostrado su desacuerdo en 24 ocasiones, una cifra que supera los reveses sufridos en conjunto por antiguos jefes del Estado como Lula da Silva, Dilma Rousseff, o Fernando Henrique Cardoso, durante todo el tiempo que duraron sus mandatos.
Los últimos fracasos de Bolsonaro dentro de la cámara baja se produjeron este último miércoles, cuando el Congreso anuló cinco de los vetos que Bolsonaro emitió para frenar las propuestas de los parlamentarios, entre ellas una ampliación de los beneficios fiscales a la industria cinematográfica y la posibilidad de abrir el crédito a los productores rurales.
Ese 33 por ciento de reveses obtenidos por Bolsonaro pueden ir en aumento en las próximas semanas cuando el Congreso, según las previsiones, tumbe sus vetos de no prorrogar la exención de impuestos a las nóminas empresariales o el bloqueo parcial de algunos puntos de la nueva legislación sobre saneamiento público.
Con anterioridad, recuerda el periódico ‘Estadao’, el Gobierno ya había obtenido la negativa del Congreso en temas como la nueva ley de seguridad ciudadana o el aumento de la financiación electoral.
Hasta la llegada de Bolsonaro al Palacio de Planalto, era Michel Temer (2016-2018), su antecesor en el cargo, quien más derrotas políticas en este sentido había obtenido en el Congreso, con el 16,4 por ciento de sus vetos revertidos.
En contraposición, durante la administración de Lula da Silva (2003-2010), sólo dos de sus vetos a los 357 proyectos, o alguno de sus puntos, que no contaron con el visto bueno del líder del Partido de los Trabajadores (PT) obtuvieron la negativa del Congreso, lo que supone un reducido 0,56 por ciento.
En cuanto a Rousseff, quien tuvo que hacer frente a una dura oposición dentro de la cámara, con acusaciones de corrupción incluidas, tan sólo vio en siete ocasiones como sus vetos eran volteados, el 2,65 por ciento de todos aquellos que emitió.
La figura del veto es una de las potestades del presidente de Brasil para tumbar un proyecto o parte de él una vez haya pasado el filtro del Senado y del Congreso, si considera que no está sujeto a los marcos de la Constitución, o si bien no responde a una situación de interés público.
No obstante, una vez emitido vuelve a la cámara baja, donde ese veto debe ser debatido por los congresistas, quienes decidirán si seguir adelante con la decisión del presidente –redactando una nueva propuesta o llevando a cabo modificaciones–, o bien seguir adelante con la original.