El ministro de Exteriores de Venezuela, Jorge Arreaza, ha exigido al secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, «dejar de usar» a la nación caribeña para ocultar lo que ha calificado de «fracasos» en la gestión de la crisis del coronavirus por parte de la Administración norteamericana.
«Deje de usar a Venezuela para ocultar sus culpas y fracasos», le ha reclamado vía Twitter, subrayando que «una pandemia tan grave no se combate fabricando conspiraciones, ni recetando desinfectantes».
Arreaza ha señalado a Pompeo que el hecho de que «en Estados Unidos la pandemia haya superado el millón de casos, con más de 60.000 dolorosas muertes, y que su economía sufra las consecuencias, es responsabilidad exclusiva de su Gobierno».
El jefe de la diplomacia venezolana ha considerado que «la Marina de Estados Unidos debería atender sus casos de contagio y no arriesgar a sus efectivos en operaciones ficticias de distracción mediática», en alusión a la operación naval desplegada para combatir el narcotráfico en el Caribe. «Tengan el valor de atender su crisis humanitaria», ha instado.
Por contra, ha destacado que «en Venezuela, con 30 millones de personas, una red de salud pública nacional gratuita y la preocupación oportuna del Gobierno por atender la Covid-19 hemos logrado un índice de recuperación del 43 por ciento y 0,3 fallecidos por millón de habitantes».
Arreaza ha reaccionado al anuncio realizado el miércoles por Pompeo en rueda de prensa sobre los preparativos en el Departamento de Estado para reabrir la Embajada en Caracas en cuanto el presidente venezolano, Nicolás Maduro, «se haga a un lado».
Pompeo confió en que la bandera estadounidense volverá a ondear pronto en la capital venezolana porque «el esfuerzo multilateral para restaurar la democracia sigue avanzando», en alusión a la ‘hoja de ruta’ trazada por la Casa Blanca, que recoge en parte la propuesta de la oposición liderada por Juan Guaidó en el último diálogo.
El plan implica que tanto Maduro como Guaidó se aparten para dar paso a un gobierno interino de unidad nacional que guíe a Venezuela hacia una doble cita electoral, con comicios presidenciales y parlamentarios «libres», en un plazo de seis a doce meses y la progresiva retirada de las sanciones estadounidenses.
Maduro ya ha rechazado la propuesta de la Casa Blanca, que se basa en gran medida en la oferta realizada por el equipo de Guaidó en el último diálogo, si bien el enviado especial de Estados Unidos para la crisis venezolana, Elliott Abrams, ha asegurado que hay «mucha gente» de dentro y fuera del «régimen» que la está sopesando.